¿Quieres saber algo de información antes de hacer tu viaje a Birmania? Dirigida por una autoridad civil desde 2011, Birmania, cuyo nombre oficial es República de la Unión de Myanmar, es un país preservado del turismo de masas que no deja a nadie indiferente. Por desgracia, el gobierno sigue limitando la relación con los birmanos, aunque eso tampoco impide para nada los intercambios con este pueblo sonriente y extremadamente generoso, abierto al mundo y ávido de encuentros. Mayoritariamente budista, el país también cuenta con otras minorías étnicas y religiosas que a veces deben imponerse para existir.
En todas partes, el fervor budista es lo que domina. Cuando llegues a Rangún (que hoy en día se llama Yangón), admira la pagoda Shwedagon, una joya de la arquitectura budista, antes de pasear por el barrio de Kyauktada, al borde del río Irawadi. Cerca de la capital, no te pierdas la ciudad santuario de Bago (Pegu).
Apodada la ciudad de las joyas por el extraordinario refinamiento de su jade, lo mejor es recorrer Mandalay en bici o tuk-tuk para subir a lo alto de la colina y admirar el atardecer. Aunque lo mismo prefieres Amarapura, la ciudad de la inmortalidad de los birmanos, donde se encuentra el famoso puente de teca atravesado por cientos de bonzos a lo largo del día.
O quizá lo que te atraiga sea un crucero de otra época por el Irawadi para llegar hasta la ciudad de Bagan (antiguamente Pagan. En una llanura inmensa se elevan cientos de templos, testimonio del esplendor de una civilización pasada. Tómate tu tiempo para meditar haciendo senderismo alrededor de Kalaw. Hay que calcular tres días maravillosos para llegar hasta el Lago Inle, en cuyos mercados flotantes podrás cruzarte con las últimas mujeres karen con el cuello deformado por unos aros dorados.
En la costa oeste, deambula por la playa de Ngapali o la de Ngwe Saung, con fama de ser más elegante. Súmete en el fervor budista ante la Roca Dorada cerca de Hpa An y, después, dirígete a Moulmein (renombrado como Mawlamyaing) y a la isla de Bilu Gyun, completamente al margen de los itinerarios turísticos. Por último, se abrirá ante ti el indómito sur con sus costas salvajes, aún de difícil acceso.