Sofía es una capital europea con precios muy bajos, también tiene muchos atractivos que ofrecer: en ella se encuentran monumentos muy diferentes realizados en oro y cobre que reflejan las distintas tonalidades del sol.
Mi restaurante favorito de la ciudad es el Hadjidraganovite kashti, tras ese nombre impronunciable, se puede encontrar una cocina búlgara típica con unos precios inmejorables. La mayoría de los platos están cocinados en un horno de lecha con una decoración un tanto "folclórica". Por el contrario, no está hecho para vegetarianos.
En cuanto al alojamiento, me quedé en un albergue situado en una antigua casa de un mercader veneciano... ¡realmente encantador! En este lugar la relación calidad/precio es muy buena, así que date un capricho.
El país tiene mucho que ofrecer, y a un costo bastante reducido. Bulgaria es un destino económico que debes colocar en tu lista. En cuanto a Sofía, como con toda gran ciudad, tiene sus aspectos positivos y los negativos. Es cierto que la contaminación y el tráfico producido por su 1.4 millón de habitantes no contribuyen a dar mucho encanto al lugar, pero sus obras maestras arquitectónicas, sus galerías subterráneas y sus parques, por nombrar unos cuantos, son atracciones que merecen una visita.
Un pequeño consejo, intenta leer el períodico en búlgaro para comenzar el día. Es un mundo totalmente diferente, llegar a un país en el que muy poca gente habla inglés y mucho menos español. Es tal vez por esa dificultad de comunicación que la fama de los búlgaros no es extraordinaria en cuanto a recibimiento. Ahora bien, tuve la oportunidad de hacer Couchsurfing en Sofía, y mis anfitriones fueron realmente amables, pasamos una fantástica noche conversando de nuestras diferencias culturales y de la realidad económica y política del país.
Cuando llegué por primera vez a Sofía, no supe en realidad cómo tomarme esta ciudad de arquitectura impresionante, y cuya influencia otomana encuentra su parecido occidental con los conjuntos de complejos soviéticos que se han levantado por todas partes. Me costó encontrar el centro, el corazón, el alma de esta ciudad, tras observar las grandes avenidas de un tráfico frenético, y un ambiente un tanto polvoriento, gris y contaminado.
Sin embargo, volví, y la ciudad se abrió ante mí completamente. Sofía, con sus bares subterráneos en donde se genera una auténtica fuerza creadora, sus animadas calles peatonales, su catedral Alexander Nevski, sus innumerables parques y espacios verdes, y su extraordinaria naturaleza de los alrededores. Todo esto hace de Sofía, una de las capitales europeas más subestimadas y una etapa por Bulgaria imprescindible.