Accesible únicamente a pie, Batad tiene una faceta aventurera y misteriosa innegable. Una vez en la cima de la ciudad, me quedé completamente impresionado por las culturas, solidificadas por muros de piedra formando un anfiteatro gigante. Raras veces la construcción humana y la naturaleza se han asociado tan bien.
Caminar en lo alto alto de los arrozales ofrece un panorama impresionante. Es necesario, sin embargo, estar siempre atento: ¡algunas zonas puede ser muy finas o resbaladizas! A continuación, continué mi expedición de senderismo hacia la zona inferior, para alcanzar una imponente cascada. Aquellos que no sean muy frioleros podrán incluso bañarse en este agua fresca, a proximidad directa de la cascada.
Para finalizar, una pequeña visita a la parte inferior del pueblo, enmarcada por plantaciones que cambian de color al ritmo de las estaciones, me permitió conocer a los habitantes, que llevan un vida más bien simple, y retomar fuerzas antes de continuar con nuestro trekking, que ofrece varias posibilidades. Fue una de las mejores escalas realizadas durante mi viaje a Filipinas.