Visitar Varanasi es el momento más intenso, espiritualmente hablando, durante un viaje a la India. Yo he repetido este viaje varias veces. Os cuento mi experiencia.
Me desperté una mañana enmedio de la niebla fría de una de las ciudades más antiguas del mundo. Primero se llamó Kashi, después Mohammadabad y ahora es Varanasi o Benarés. Oficialmente, su nombre es Varanasi por sus dos ríos, el Varuna y el Assi. Benarés es una deformación del nombre hecha por los colonizadores ingleses. Para un hindú, venir a esta ciudad equivale a peregrinar a la Meca para un musulmán. Cada año, cuatro millones de hindús vienen para sumergirse en las aguas del Ganges y con ello, purificar su alma. Morir en Benarés es lo ideal para los hindús, para cerrar el ciclo de la reencarnación. Es la manera de asegurarse el "moksha". El equivalente al nirvana para los budistas. Para purificarse, los fieles se sumergen tres veces en el agua helada recitando el mantra sagrado, y beben un sorbo. Realmente hay que ser muy creyente, sabiendo cuán salada es este agua... O tal vez es milagrosa. Pero rompamos el mito. Las aguas del río se parecen más a cloacas que a fuentes de juventud y vida eterna. Desechos químicos de las fábricas de alrededor, cadáveres mal quemados en descomposición, aguas residuales de la ciudad... El contenido de materia fecal de estas aguas supera con creces el límite tolerado. Pero a pesar de la polución, el Ganges sigue siendo un río sagrado con virtudes purificadoras... O eso creen los 900 millones de hindús. Caminando por los ghats, llegamos a Dasashwamedh Ghat. Lugar de encuentro de los barqueros que ofertan viajes por el río y de pequeños comerciantes de todo tipo. Barberos, masajistas, vendedores, limpiadores de oídos: la competencia es feroz. Más adelante está Manikarnika Ghat. Es donde se hacen las cremaciones. Al caer la noche es conveniente volver a Dasashwamedh Ghat para presenciar el Puja. Es una ceremonia de ofrenda de la luz al Ganges. Los brahmanes jóvenes se distribuyen en una especia de gradas. Todos a la vez, realizan una coreografía moviendo los candelabros en medio de una nube de incienso. Al final de la ceremonia, los sacerdotes depositan todo tipo de velas flotantes en el río simbolizando las oraciones al Ganges.
Visitar Varanasi es toda una experiencia.