La Azufrera es el monte más alto entre todos los de las Islas Antillas. Puedes subir sus 1400 metros de altitud durante una magnífica marcha de varias horas. Esta permite descubrir la actividad actual del volcán y observar las múltiples fumarolas que cruzarás a lo largo de la ascensión.
La vista desde lo alto de La Azufrera es absolutamente magnífica siempre que no des con uno de los habituales días de bruma en la cima. Podemos observar desde este increíble punto toda la región de Basse-Terre, así como el mar alrededor.
Desde mi punto de vista es imposible, durante un viaje por Guadalupe, no venir a visitar este magnífico volcán que vigila la isla, ¡con sus riesgos y peligros!
¡Es obligatorio ascender a la Soufrière durante un viaje a Guadalupe! ¡Aunque solo sea para hacer una marcha! Ten en cuenta que se tardan 4 horas en hacer la marcha completa (ida y vuelta). Haz lo que hice yo y levántate a las 5 de la mañana para regalarte unas buenas vistas. Ya lo sé. Es duro. Piensa que cuanto más madrugues, más posibilidades tienes de evitar nubes de altura. De esa forma, disfruté de unas vistas magníficas durante todo la marcha.
El recorrido empieza en Bains Jaunes. Aunque sea tentador, deja a un lado los baños. Créeme, podrás relajarte en ellos después de la marcha y es mucho mejor. Dirígete después hacia Savane à Mulet, a través del sendero de Pas du Roy (paso del rey) que está aproximadamente a 30 minutos: es un sendero pavimentado, fácil y agradable a través de la selva. Savane à Mulet es un antiguo aparcamiento cerrado desde el 2004 y donde se encuentra el punto de partida para el ascenso hasta la cima. En este punto te encuentras a 1 140 metros de altitud y las vistas de las islas son preciosas. Ahora puedes elegir entre dos rutas: la de Dames (damas), que es más abrupta, o la de Col de l'Echelle, que es más suave aunque algo más larga. Yo elegí la corta, la de Dames, que va hacia el oeste. Se tarda en subir 1h15 aproximadamente. La marcha es bastante fácil, aunque los últimos 50 metros son complicados: hay que estar relativamente en forma, porque la pendiente es muy fuerte (por zonas hay que usar manos y pies). No obstante, son solo unos metros y, según parece, desde que yo fui han puesto escaleras para facilitar el ascenso. Después de eso, llegas a una especie de meseta en la que descansar las piernas. Se trata de la cumbre de La Découverte (1 467 m). Me sentí en la cima del mundo. Si sigues el camino marcado en amarillo, descubrirás los cráteres: como la sima Dupuy, el cráter Tarissan con sus fumarolas y el cráter Napoleón.
Lo que más me llamó la atención durante la marcha fue el olor nauseabundo a azufre que cada vez se iba notando más a medida que ascendía, así como la flora exuberante de la zona: una biodiversidad excepcional. La naturaleza cambia continuamente a lo largo del ascenso. Plantas carnosas, helechos arborescentes y musgos y líquenes verdes y amarillos en torno a la Gran Falla. Justo debajo de la cima, las rocas tienen tonalidades rojizas y no tienen vegetación. En la meseta, donde apenas hay vegetación, algunas zonas son completamente amarillas, lo que demuestra el azufre que flota en el ambiente. Durante todo el paseo podrás observar paisajes impresionantes del mar Caribe y las islas: Saintes, Désirade y otros relieves de los alrededores. El ascenso a la Soufrière fue mi actividad preferida en Guadalupe. Se trata de un auténtico paraíso para los aficionados al senderismo y a la naturaleza.