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Polinesia Francesa

Asistir a una misa en la Polinesia Francesa

A lo largo de tu viaje a la Polinesia francesa te darás cuenta que la mayoría religiosa es cristiana. También verás que la religión juega un papel muy importante en el día a día de los habitantes.

Las diferentes religiones

Hablar de las diferentes religiones que encontrarás a lo largo de tu viaje a la Polinesia Francesa consiste sobre todo en elaborar el panorama de las diferentes corrientes del cristianismo.

Efectivamente, una vez in situ, te darás cuenta rápidamente de que los últimos censos y las últimas estadísticas oficiales no mienten al indicar que más o menos el 96% de la población es cristiana.

En este panorama cristiano, hay que saber que los protestantes son los más numerosos, justo por delante de los católicos. Aunque por sí mismas, estas dos comunidades representan a una inmensa mayoría, tampoco hay que olvidar a lo mormones que se agrupan en al Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos días, la Comunidad de Cristo también llamada sanito, los adventistas también conocidos como petania, pero también los bautistas, los evangelistas, los metodistas y los pentecostalistas. Además, estos ganan terreno todos los años, recrutando fieles entre los católicos.

A esta mayoría casi exclusiva, le sigue la presencia sólo simbólica de los testigos de Jehovah, los fieles del bahaísmo, los budistas gracias a su pequeña comunidad china, los judíos de los que da testimonio la sinagoga de Tahití y algunos musulmanes que practican el islam sunita.

En la Polinesia Francesa

Importancia de la religión

Además de las fiestas clásicas que ya conoces en el calendario religioso como Navidad, Pascua o Semana Santa, si no tienes la suerte de asistir a estos acontecimientos durante tu estancia, no te puedes perder el fervor que se desprende de las misas semanales del domingo. Los hombre, las mujeres y los niños se arreglan como si se tratase de un desfile de moda. Todos se ponen sus mejores ropas para asistir al oficio religioso que a veces puede durar varias horas. Antes de pasar el umbral de estos lugares de culto, escucharás los cantos que se escapan del lugar y que invaden hasta el más mínimo rincón de cada calle.

David Debrincat
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