Si piensas que Wellington es una metrópolis contaminada, habitadas por millones de personas y lejos de la naturaleza, estás muy equivocado. Su condición de capital de Nueva Zelanda no impide que esta ciudad nos permita sumergirnos en pocos minutos en plena naturaleza, sin salir realmente de la ciudad. Bienvenido a Nueva Zelanda.
La primera vez que vayas a Wellington (apodado Windy Welly por la gente del lugar) en tu viaje a Nueva Zelanda, te darás cuenta de que la ciudad está en un hermoso entorno natural, con el punto central en una hermosa bahía donde descansan algunas islas.
Lo que poca gente sabe es que estas islas son accesibles y son un buen lugar para pasar un día de verano perfecto, aislados del mundo en compañía de ovejas y algunos animales sorprendentes.
Matiu Islans y Somes Island son pequeños paraísos donde si tienes suerte encontrarás pequeños pingüinos azules (Blue Penguin) o iguanas. No dudes en preguntar al personal científico que hay en la isla, estarán encantados de atenderte.
Tampoco te pierdas las exposiciones, la visita al pequeño cementerio o la vista desde el faro, es impresionante. No te extrañe si controlan tus zapatos y plantillas. Las autoridades verifican que no lleves ninguna larva o insecto a la isla para mantenerla limpia de depredadores. Si te gusta el decorado de las islas y quieres pernoctar en una de ellas puedes hacerlo. Las opciones de alojamiento van del camping al "cottage", según tus preferencias, tu presupuesto, y el número de personas con las que quieras alojarte.
Si estás en Wellington y buscas un paseo agradable, no muy largo, que sea al borde del mar y donde puedas ver animales salvajes... ve a Island Bay. Situada a veinte minutos en autobús del centro de la ciudad, esta caminata te llevará a una naturaleza salvaje, la esencia de tu viaje a Nueva Zelanda.
Sólo aquí te cruzarás con decenas de focas durmiendo tranquilamente, a sólo pocos kilómetros de una capital. El decorado de Island Bay está hecho de piedras ocre y grandes acantilados, y el mar está casi siempre agitado. El camino al borde del mar es muy fácil y está abierto a todos, nota especial para las familias. Como no te cruzarás con ningún coche, podrás pasear tranquilamente con tus hijos. Una vez en la zona de descanso de las focas (y otros lobos marinos) ten cuidado, a veces estos grandes animales muestran su descontento si se sienten molestados.
Wellington ofrece muchas opciones para sumergirse en la naturaleza neozelandesa sin tener que ir muy lejos. Bay Island es probablemente la más bonita de todas.