Nueva Zelanda es una tierra en las antípodas que atrae a los apasionados de las grandes especies y de la naturaleza salvaje. Principalmente montañoso, sin embargo el país ofrece una diversidad de paisajes y lugares: cimas heladas, llanuras con lagos que se reflejan como espejos, costas salvajes bañadas por las aguas del Pacífico... La naturaleza en toda su majestad. Y suerte absoluta, ¡la ecología ocupa un lugar de excepción!
Situada al sudeste de la Isla Sur, la ciudad de Dunedin es un lugar de paso obligatorio durante un viaje a Nueva Zelanda: joven, atractiva y con muchos museos, ofrece bellas oportunidades para hacer visitas y descubrimientos, para toda la familia. Justo al lado de Dunedin, la península de Otago es una maravilla natural donde viven los pingüínos, focas y aves, ¡no te lo puedes perder!
Situado al norte d ella isla Sur, el Parque Nacional de Abel Tasman esconde probablemente la más accesible de las Great Walk de Nueva Zelanda, ¡combinando canoa, senderismo y camping con una duración que puede ir desde una tarde hasta varias jornadas! Es un destino ideal para un primer acercamiento a la Nueva Zelanda salvaje (pero no demasiado).
Descubre por qué Wellington es la pequeña capital más "cool" del mundo. Es visita obligada para cualquier viajero que pase por Nueva Zelanda. Alegre, sorprendente y con una atmósfera muy especial, así es "Windy Welly", la capital de Nueva Zelanda; una pequeña ciudad digna de una visita.
Situada al sur de Nueva Zelanda, la región de los Catlins es, sin duda, el lugar menos conocido de todo el país, por una parte a causa de su situación geográfica y, por otra, ¡por la poca curiosidad de los turistas! Sin embargo, es un lugar admirable, en el que encontramos tanto maravillas naturales como animales sorprendentes, tales como los leones marinos o los pingüinos de ojos amarillos.
Situadas al norte de la isla del sur, los Marlborough Sounds son una región salvaje y marítima donde no llega ninguna carretera. Allí reina la naturaleza y sólo encontrarás la civilización en algunas granjas o en las escasas estructuras turísticas: ¡un paraíso a la imagen de Nueva Zelanda!
¡Deshazte de ideas preconcebidas y ve a Wellington! Que Wellington sea la capital de Nueva Zelanda no quiere decir que la naturaleza no esté presente. Al contrario: a las mismas puertas de la ciudad podrás hacer variadas excursiones y ver animales como focas, pingüinos, hasta ovejas.
Verdadero desfiladero que conecta el este y el oeste de la Isla Sur, Arthur Pass es el lugar soñado para descubrir la montaña neozelandesa y seguir algunas de las más bellas y clásicas rutas de senderismo, en un decorado con una belleza que te dejará sin palabras. También es el lugar de paso de la mítica linea de tren Transalpina que conecta Christchurch y Greymouth.
A menudo considerada como la "hermana pequeña" de Queenstown, por su proximidad geográfica (una hora en coche), Wanaka sin embargo merece algo más que eso. Es tranquila, hermosa, está en un sitio idílico al borde del lago y cerca de las montañas... ¡el lugar ideal desde donde salir a explorar y brillar en las zonas de los alrededores.
La ciudad de Te Anau, localizada en los bordes del Parque Nacional de Fiordland, es el lugar ideal para disfrutar del espectáculo natural de los fiordos y su belleza sinpar. Acantilados escarpados, una variada fauna y un panorama excepcional que se manifiesta aun a pesar del clima; ¡un lugar de paso obligado por Nueva Zelanda!