Nueva Zelanda es una tierra en las antípodas que atrae a los apasionados de las grandes especies y de la naturaleza salvaje. Principalmente montañoso, sin embargo el país ofrece una diversidad de paisajes y lugares: cimas heladas, llanuras con lagos que se reflejan como espejos, costas salvajes bañadas por las aguas del Pacífico... La naturaleza en toda su majestad. Y suerte absoluta, ¡la ecología ocupa un lugar de excepción!
Situadas al norte de la isla del sur, los Marlborough Sounds son una región salvaje y marítima donde no llega ninguna carretera. Allí reina la naturaleza y sólo encontrarás la civilización en algunas granjas o en las escasas estructuras turísticas: ¡un paraíso a la imagen de Nueva Zelanda!
¡Deshazte de ideas preconcebidas y ve a Wellington! Que Wellington sea la capital de Nueva Zelanda no quiere decir que la naturaleza no esté presente. Al contrario: a las mismas puertas de la ciudad podrás hacer variadas excursiones y ver animales como focas, pingüinos, hasta ovejas.