


Durante tu viaje por Jordania, al caer la tarde, podrás presenciar unos atardeceres magníficos que no olvidarás. Si decides ir al mar Rojo, en el sur del país, podrás admirar un claroscuro anaranjado sobre las olas de Áqaba. En Amán, los rayos de sol bañan de una luz dorada los 19 montes sobre los que se construyó la ciudad. Para disfrutar al máximo de este momento, te aconsejamos que vayas a Jabal al-Qal'a, la ciudadela que ocupa la colina central de la ciudad. Los últimos destellos del día se deslizan tras las ruinas, coloreando de rosa la ciudad que se encuentra a sus pies.
En el sur de la capital, el Wadi Mujib o Arnon es un río que serpentea entre los acantilados. En el lugar donde su curso se une con el mar Muerto, podrás ver como el sol al ponerse adorna la roca rojiza con unos reflejos malvas y rosas, arrojando luces y sombras sobre los relieves del cañón. Más al sur, los campamentos del Wadi Rum son lugares ideales para pasar la noche en el desierto, rodeados por una sucesión de dunas y montañas. Antes de cenar, podrás ver como la arena y las rocas adquieren un color resplandeciente bajo la luz cambiante.