Como su propio nombre indica, el Parque Nacional de las Secuoyas es un santuario de las secuoyas gigantes. La atracción principal del parque es el General Sherman, que, por sus dimensiones, se considera el árbol más voluminoso de Estados Unidos. Por culpa de su fama el sitio está algo abarrotado, pero aun así me impresionó y me gustó mucho visitar este gran parque de Estados Unidos.
En todo el parque se puede caminar por senderos muy bien señalizados y adaptados a las sillas de ruedas, que mantenían la sensación de estar en una naturaleza salvaje. Es un parque ideal para las familias, y, a los que prefiráis la aventura y/o la soledad, os aconsejo que evitéis los senderos abarrotados en torno al General Sherman, o que vayáis a Kings Canyon, que me gustó más por su gran diversidad y por su aspecto más recogido.
Mi recorrido por el oeste de Estados Unidos estuvo lleno de sorpresas. Entre ellas, la visita al Parque Nacional de las Secuoyas, es un recuerdo inolvidable. Como dato interesante, ¿sabías que las secuoyas necesitan calor para liberar sus semillas reproductoras? Pues sí: uno de los medios de procreación de estos gigantes es el incendio forestal.
Con su altura de 84 metros, el General Sherman impresiona mucho. Se calcula que este viejo árbol tiene algo más de 2000 años. Por favor, no hagas como la mayoría de los turistas que vi allí y respeta la barrera de seguridad que protege el árbol. Evita tocar el árbol cuando te hagas la foto. Si está ahí, es por algo. Esta secuoya es el icono del parque, así que nuestro deber como visitantes es protegerla. ¡Te desafío a que intentes que te quepa entera en una sola foto!