Observar los animales exóticos que habitan en los parques nacionales

La actividad esencial en Costa Rica es, sin duda alguna, la observación de la fauna. La importancia de las zonas protegidas convierte el país en un auténtico remanso de paz para 231 especies de mamíferos (monos, perezosos, tapires, osos hormigueros, jaguares...). En algunos parques nacionales, como Manuel Antonio o Cahuita, la observación de animales es muy accesible, por lo que son lugares ideales si viajas con niños pequeños. Cerca de este último, el «Jaguar rescue center» permite descubrir este elegante e inusual felino.

La visita obligada para los amantes de los animales es el parque nacional de Corcovado, que concentra por sí solo el 2,5 % de la biodiversidad mundial. Explorarlo requiere varios días de caminata por el corazón de una selva húmeda y salvaje, pero el esfuerzo se ve recompensado en gran medida por los encuentros excepcionales que se producen a lo largo del camino con tapires, monos capuchinos, perezosos y guacamayos. Los reptiles también están muy bien representados en Costa Rica, con 220 especies. Lo mismo sucede con las ranas, de las que se cuentan 110 especies. Solicita en tu agencia local colaboradora de Evaneos que te acompañe un guía naturalista para ver el máximo posible de ellas. También podrás asistir al espectáculo del lagarto basilisco que camina sobre el agua en Manuel Antonio, localizar la famosa rana de ojos rojos en Corcovado o comprobar las técnicas de camuflaje de los lagartos y serpientes en Tortuguero. A lo largo del río Tárcoles, podrás ver incluso cocodrilos en primer plano. Las emociones están garantizadas.

Otra experiencia original: la observación de animales nocturnos en Sarapiquí. Sal a explorar de noche para intentar distinguir estos animales, especialmente feroces y difíciles de ver de otro modo.