Canadá es conocido por sus numerosas zonas naturales protegidas. Recorre el parque nacional de Banff y admira sus lagos de color turquesa, o ve en busca de aventuras y descubre las tumbas trogloditas y los tótem de la reserva del parque nacional de Gwaii Haanas. Viaja preferiblemente en verano y otoño para descubrir estos maravillosos espacios naturales lejos del frío. Elige también las mismas estaciones para descubrir el parque nacional de Yoho y sus cascadas, así como el parque nacional Cape Breton Highlands. Y no puedes perderte un paseo por el Stanley Park, el bosque en el que hay agua por todas partes y está cerca de Vancouver.
Para visitar Quebec y las provincias atlánticas de Canadá es mejor ir en verano cuando hace calor o en otoño, ya que los colores le dan un toque mágico. Los inviernos en la región son muy fríos, y las temperaturas bajas duran hasta en primavera. Allí podrás descubrir Montreal, una ciudad histórica y cultural en la que la alegría está presente en todas partes, al igual que las bicicletas, el medio de transporte preferido. No te lo pierdas y empápate de la vida de los habitantes de Nueva Escocia durante algunos días. En esta región habitan comunidades celtas y acadienses en medio de un entorno magnífico y casi desierto.
¿Qué se puede decir de Vancouver? Vas a enamorarte de sus bares, restaurantes, zonas verdes y de sus maravillosos barrios . Viaja durante la primavera, el verano o el otoño para poder descubrir la ciudad a pie o en bicicleta... y si vas en invierno, podrás ir a esquiar a una estación que se encuentra a tan solo treinta minutos. Por tanto, puedes viajar por la región durante todo el año, ya que siempre hay algo que hacer, ya sea algo cultural o simplemente disfrutar de los paisajes.
Las praderas canadienses constituyen una de las mayores regiones agrícolas del mundo. Los parques nacionales de Banff y de Jasper ofrecen un sinfín de posibilidades para hacer senderismo. Existen numerosas rutas que podrás recorrer gracias a la famosa "Carretera de los campos de hielo". Podrás acceder a las conocidas Rockies canadienses a través de las ciudades de Calgary y de Edmonton. Y no te olvides de pasar por el increíble glaciar Athabasca. El clima de allí es frío y seco, por lo que es mejor viajar durante los meses de julio y agosto para no que no te congeles. Además, la provincia Alberta es una de las más soleadas del país.
Ontario conseguirá seducirte gracias a su cultura, su modernidad, la finura de su gastronomía... Y Toronto, la ciudad más grande del país te va a encantar. Tiene cultura, atracciones, una buena gastronomía... Y todo eso en un ambiente multicultural y muy dinámico. Tras una visita a Ottawa, la capital, deberías ir a ver los pueblecitos históricos que se encuentran en las afueras, así como los parques nacionales de la región. Dale preferencia al periodo comprendido entre los meses de junio a septiembre para visitar esta zona del país. Sobre todo si lo que quieres es pasear, pues las temperaturas son bastante agradables.
La mejor época, o incluso la única, para visitar la zona del norte de Canadá es en verano: durante el resto del año hace demasiado frío. Aprovecha los meses de julio y agosto, en los que el deshielo te permitirá disfrutar de los territorios de Yukón, del noroeste y de Nunavut. Ne te pierdas el Gran Lago del Oso o la reserva del parque nacional de Nahanni.
Cada estación del año ofrece una experiencia única en Canadá. Con un clima continental húmedo, sus contrastes son fascinantes: en invierno, las temperaturas pueden llegar rápidamente a bajo cero, mientras que en verano tanto el calor como la humedad se disparan. Si sueñas con paisajes nevados y glaciares, te recomendamos planificar tu viaje en coche por Canadá en invierno. Para disfrutar de hacer senderismo en los grandes parques nacionales y explorar las ciudades, la primavera, verano y otoño son las estaciones ideales. Además, en otoño, los paisajes se llenan de los cálidos colores del veranillo del membrillo, lo que crea un espectáculo único que no te puedes perder.