Según mi guía, Sorata era uno de los pueblos más bonitos de los Andes bolivianos y merecía mucho la pena parar allí, sobre todo si tenías ganas de hacer algunas rutas. Por eso decidí parar allí 2 días antes de ir al lago Titicaca.
¡La verdad es que me decepcionó un poco! Al llegar, fui a informarme sobre las posibles rutas y todo parecía muy complicado. Solo se puede hacer senderismo con guía, y la mayoría de las rutas duran 3-4 días como mínimo, que no era para nada lo que tenía pensado. De todas formas, al final encontré a un guía que se comprometió a hacer una ruta de 4-5 horas al día siguiente por la mañana. Así tenía la tarde libre para dar una vuelta tranquilamente por el pueblo. No hay gran cosa que hacer allí, pero precisamente por eso me vino bien. Aproveché para descansar un poco en el parquecito de la plaza principal y entretenerme observando la animación del pueblo.
Al día siguiente me levanté temprano para mi famosa ruta, pero llovía a cántaros. La excursión se anuló, tanto lío para nada... Pero bueno, me esperaban Copacabana y el lago Titicaca y decidí marcharme antes de lo previsto.
¡Qué bonita es la ciudad de Sorata! Entre las cumbres nevadas de la Cordillera Real, y a "solo" 2600 metros de altitud, esta auténtica aldea tiene unas vistas excepcionales, entre montañas nevadas, casitas de adobe y brillantes lagos. Su clima, bastante suave debido a la altitud moderada, permite a sus habitantes, los indios aimara, cultivar frutas y verduras en terrazas.
Rodeada de palmeras,Sorata es una ciudad tranquila. Los senderistas van allí a hacer un alto en el camino y descansar, durante o después de una ruta. Con un día basta para recorrer esta tranquila aldea antes de seguir hacia el lago Titicaca y la mítica Isla del Sol.
Disfruta de una pausa en Sorata para conocer a la población local y comprar artesanía o incluso hojas de coca contra el mal de altura.