Situada a algunos kilómetros de Dunedin, la península de Otago se visita fácilmente en un día y te cautivará con sus paisajes que cortan el aliento. Durante mi viaje por este pequeño pedazo de tierra, mi primera parada fue la bahía de Sandfly. Conocida no solo por su colonia de pingüinos, sino sobre todo por la belleza del lugar, te sugiero que vayas allí alrededor de las 16 horas para multiplicar tus posibilidades de ver a uno de estos mamíferos. Tendrás también la posibilidad de vislumbrar algunos leones marinos, ¡pero hay que tener suerte!
A continuación, te invito a dirigirte a Sandymount, montaña que domina la península y desde la cual pude disfrutar de un panorama de 360º. La corta caminata desde el estacionamiento te llevará hasta el punto más alto atravesando prados en los que pastan numerosos carneros y siguiendo el camino a lo largo de los espléndidos acantilados. Puedes tener la seguridad de que la marcha es bastante corta y la ascensión no muy difícil.
Finalmente, al llegar a la punta de la península, decidí detenerme en la playa de Pilots para ver la llegada de los pequeños pingüinos azules. No tuve la suerte de verlos, el acceso es de pago después de las 16 horas. El negocio es el negocio... No lejos de allí, los amantes de los albatros encontrarán el Centro de Conservación de los Albatros Reales, donde podrán aprender más sobre esta majestuosa ave de los mares. Una agradable parada durante una estancia en Nueva Zelanda.