La elección del mejor período para hacer una ruta por Nueva Zelanda depende mucho de las actividades que quieras practicar. Entre Europa y Nueva Zelanda (ubicada en el hemisferio sur), las estaciones son opuestas.
En general, la mejor época para una estancia en Nueva Zelanda va de noviembre a abril. En noviembre, la isla se viste de primavera. Las temperaturas son agradables y las visitas a viñedos son especialmente bienvenidas en esta época del año, lejos de las multitudes de turistas. Algunas lluvias dispersas forman también parte de la experiencia en Nueva Zelanda.
El verano, de diciembre a marzo, es ideal para los amantes de las actividades al aire libre, como deportes de aventura o excursiones en barco. Los días son largos, las temperaturas oscilan entre 20 y 24 grados, y puedes disfrutar de las hermosas playas y actividades como trekking y ciclismo de montaña. Sin embargo, es la temporada alta, por lo que hay más turistas.
Por otro lado, el otoño y la primavera son menos concurridos y ofrecen un clima agradable, con días más largos y colores vibrantes, especialmente en otoño. Además, si buscas evitar las multitudes, octubre, noviembre, marzo y abril son meses ideales para visitar Nueva Zelanda, ya que son los menos concurridos y ofrecen un clima ideal para viajar por sus islas.
De diciembre a marzo es pleno verano, ideal para sumergirse en aguas y disfrutar de las playas de arena dorada de la península de Coromandel. A principios de otoño, en abril, es el momento perfecto para descubrir una fascinante paleta de colores. Es precisamente en esta temporada cuando descubrirás una fauna única en su entorno natural: albatros, ballenas, leones marinos y raros pingüinos de ojos amarillos. ¡La promesa de recuerdos inolvidables para pequeños y grandes!