Me encanta Cachi tanto por su marco incomparable, en el corazón de la precordillera de los Andes y sus montañas nevadas, como por su lado apacible, apartado del circuito turístico. Sus casas de piedra y sus callejuelas adoquinadas son un escenario excepcional para hacer un alto en el camino durante tu viaje por el noroeste argentino.
Las carreteras que llevan a Cachi también ofrecen la oportunidad de contemplar paisajes espectaculares. Entre Cafayate y Cachi, se atraviesa la magnífica Quebrada de las Flechas, una sucesión de grandes rocas de color ocre que se yerguen hacia el cielo. ¡Un recuerdo inolvidable!
Entre Salta y Cachi, el decorado cambia. Atravesando el Parque Nacional Los Cardones, aparecen multitud de cactus por ambos de la carretera hasta donde alcanza la vista, algunos de ellos con una altura inmensa. Estas vistas me recordaron a México.
Cachi es una pequeña ciudad bastante turística. Sus casas blancas le dan un aire colonial y el ambiente se parece un poco al de Andalucía.
Su plaza central está rodeada de restaurantes y pequeños comercios. Se puede pasear por allí y degustar las deliciosas empanadas.
Visité la iglesia, bastante atípica: ¡todo el mobiliario estaba hecho de madera de cactus seco!
Acuérdate también de pasear por la parte alta de la ciudad, sobre todo por el cementerio.
Llévate ropa de abrigo para la noche. Hace bastante frío, sobre todo durante el invierno austral.
Te aconsejo que reserves el albergue o el hotel con antelación. ¡Cuando yo llegué estaba todo completo!