¡Hey! ¡Despierta! Ya son las cinco y media. Es temprano, sí, pero justo a esta hora comienza un tour por el desierto de Atacama, el más árido del mundo y el sitio más turístico de Chile.
¡Al lío! Empezamos fuerte con una etapa extraordinaria por la laguna de Chaxa. Estamos en pleno Salar, a 2300 metros de altura, justo en medio de una extensión salada de unas 320 000 hectáreas. Al contrario que en Uyuni, este Salar no es blanco, ya que lo recubren rocas volcánicas. El espectáculo que ofrece la naturaleza es tan bonito que te dejará sin aliento. Decenas de flamencos rosas avanzan sus patitas por el agua y se reflejan en la laguna como si de un espejo se tratase. El panorama es aún más bonito cuando los flamencos alzan el vuelo y se ven de fondo los volcanes Licancabur y Lascar. Es una imagen totalmente sublime. Los dos gigantes todavía están en activo. Lascar es uno de los más tumultuosos del país. Entre 2003 y 2006, este entró en erupción más de diez veces. Además, se desprenden fumarolas constantemente.
La segunda etapa tiene lugar en los pueblos de Socaire y Toconoa. Este último tiene de especial su iglesia, que cuenta con un campanario por separado. La iglesia católica, sabiendo que los atacameños tienen dioses femeninos y masculinos, intentó convertirlos haciéndoles creer que la iglesia representaba al dios femenino y el campanario el masculino. Al final, los atacameños no acabaron nunca por creer en la imagen de un Jesús sufridor y cubierto de sangre, pues sus propios dioses eran mucho más fuertes y poderosos. Hace falta bastante tiempo para llegar a los géiseres de Tatio. Lo primero que verás serán las fumerolas de una decena de metros y el agua que sale de las entrañas de la Tierra y llega a los tres metros de alto. Y si al fondo le añades el cielo rosa del amanecer y la cordillera, el panorama se convierte en algo mágico, impresionante y majestuoso. Tendrás que admitir que levantarse temprano mereció la pena.
Existen multitud de rutas por el desierto de Atacama. Me alojo unos días en casa de mi "couchsurfer" Jaime, que es muy simpático. Jaime trabaja en una agencia de viajes local, por lo que me puede aconsejar qué hacer en la inmensidad del desierto. La primera noche me lleva a el «valle de la muerte», donde tomamos un aperitivo contemplando cómo se pone el sol en el cañón y el volcán Licancabur. Algo mágico.
El resto de días, me enseña los alrededores con sus amigos: la quebrada del diablo (una gran garganta provocada por la erosión), la laguna Cejar, que marca el principio del desierto de sal, y la pequeña laguna Piedra, ¡que contiene tanta sal que puedes flotar como si estuvieras en el Mar Muerto!
Además, alquilo una bicicleta para llegar al «valle de la luna», a pocos kilómetros del pueblo. Visito el valle para ver la puesta de sol sobre las dunas, ¡pero no hay que entretenerse mucho porque una que vez cae el sol, ya no se ve nada! De verdad: nada de nada. Y créeme que volver en bicicleta a oscuras no es lo mejor del mundo... ¡El espectáculo de estrellas y la vía láctea son una auténtica maravilla!
El desierto de Atacama es una reserva enorme de litio al aire libre y un punto de acceso formidable para descubrir el norte de Chile y sus maravillas naturales. La lista de destinos es larga, así que planifica bien tu tiempo para recorrer la otra cara de este paraje absolutamente marciano.
Entre las visitas ineludibles del norte de Chile, me quedo con el pueblo de San Pedro de Atacama. Esta aldea lunar de 5 000 habitantes (y casi el mismo número de turistas) se distingue por sus edificios coloniales y sus casas de adobe. Asimismo, no puedes dejar de visitar los valles de la Luna y de la Muerte, situados entre interminables dunas de arena y desde donde se ven románticas puestas de sol. ¿Por qué no dedicarte a hacer "sandboard" (surf en la arena)?
Los aprendices de arqueólogos sabrán apreciar la Pukara de Quitor, antiguas fortalezas que datan del siglo XII, y la Aldea de Tulor, un pueblo precolombino en perfecto estado de conservación. Si quieres ver flamencos rosas, dirígete a las lagunas Miscanti y Miñique. Si lo que deseas es darte un buen baño en un jacuzzi natural, entonces tienes que visitar los Baños de Puritama.
Creo que lo he dejado claro: ¡el desierto de Atacama encierra un amplio abanico de lugares increíblemente mágicos! Por la noche, miramos al cielo y admiramos las estrellas. Sin duda, la aridez y el aislamiento del desierto crean uno de los mejores lugares de observación astronómica del mundo. El norte de Chile bien merece la pena un desvío; tanto que no importan los kilómetros que nos hemos saltado.