Situada a unos 3.700 km de la costa chilena la Isla de Pascua es uno de los lugares más remotos del planeta. Ensalzado por Pablo Neruda, este trocito de tierra es un misterio en el corazón del océano Pacífico.
Aconsejo:
A solo unos metros del centro de la ciudad, Ahu Tahai es uno de los mejores lugares para admirar la puesta de sol en la Isla de Pascua. ¡Todo es simplemente magnífico!
Mi opinión
A nuestra llegada, los encantadores habitantes de la Isla de Pascua nos ponen un collar de flores y nos ofrecen un cóctel de bienvenida. ¡Casi parece que estamos en Tahití! Pero la comparación termina ahí. No nos encontramos en una isla paradisíaca sino en un banco de rocas volcánicas azotadas por el viento y en el que se concentran numerosos yacimientos arqueológicos. ¿Los más destacados? Los moáis. Son los guardianes de la isla, estatuas de toba y basalto que todavía encierran muchos secretos.
Entre las atracciones turísticas más importantes de la isla destacan el volcán Rano Kao cuyo cráter alberga un lago de casi 200 metros de profundidad; el pueblo de Orongo, cuna del dios Make-Make y de la ceremonia del hombre-pájaro; el volcán Rano Raraku, una auténtica cantera a cielo abierto en la que se tallaron los moái; Hanga Roa, la ciudad principal de la isla, y el museo antropológico Sebastián Englert; las cuevas Ana Te Pahu y el yacimiento de Ahu Nau Nau y sus moáis con pukao rojo, el sombrero tradicional.
La isla ofrece otras actividades interesantes como pasear en bicicleta por la bahía, hacer una excursión marítima o incluso salir a bucear para descubrir la fauna marítima de esta región tan remota. Por la noche, lo mejor es disfrutar del marisco y asistir a un espectáculo de danza folclórica. La gentileza de los habitantes de la Isla de Pascua no es solo una leyenda. ¡Un viaje perfecto!
