El parque nacional de Pendjari es una reserva de animales, clasificada como reserva de la biosfera por la UNESCO. Ofrece a los turistas la observación y el encuentro con múltiples animales: elefantes, leones, guepardos, hipopótamos, búfalos, cocodrilos, hienas, monos, aves...
El parque es todavía poco visitado y está poco explotado, nosotros teníamos la impresión de estar solos en la inmensidad de este parque, frente a la belleza de la fauna y la flora. Encaramados en lo alto de nuestro vehículo, equipados con nuestros binoculares, estábamos en la posición ideal para observar los animales y disfrutar del cuadro auténtico que ofrece el parque nacional de Pendjari. Nuestro guía nos habló de las diferentes especies de animales, explicó sus modos de vida y contó numerosas historias que pasaron en el parque. La contemplación de esta extensión de naturaleza protegida fue uno de los mejores momentos durante mi viaje por Benin. La sabana, la selva, el río Pendjari hacen que los paisajes sean diversos.
Habíamos elegido un alojamiento en el centro del parque siguiendo los consejos de nuestro guía. Nuestra noche fue agradable y el hecho de saber que estábamos rodeados por animales salvajes es una sensación fantástica.
Antes de ver finalmente el cartel de "Bienvenido al Parque Nacional de Pendjari", ¡cuántos kilómetros recorridos! Junto a mis amigos, dejamos Natitingou a 5h30 de la mañana, con un guía y solamente 2 litros de agua y algunos panes para el día. No lo sabíamos todavía, pero nos faltaba agua. Un consejo al salir: llévate al menos 3 litros de agua por persona y algo para comer, porque por la carretera no encontrarás nada tras pasar por Tanguiéta, la ciudad más cercana al parque.
A partir de Tanguiéta, el asfalto se transforma en laterita roja, y es así el resto del día. Pasamos por Tanougou, un pequeño pueblo que todavía parece intacto de toda forma de turismo. El sol se levanta por las montañas de Atacora, unos momentos deliciosos en los que descubrir la bruma del alba. Los pueblos que bordean la carretera cobran vida. Las mujeres y los niños vienen a buscar agua en el río y se lavan en él.
En dirección a Bantia, la puerta de entrada al parque, nos vamos encontrando paisajes de sabana con hierbas altas y secas, y una pista de laterita roja, el único camino que nos conduce hasta allí. Pagamos la entrada al parque: 3000 FCFA (4,5€) por el vehículo y 10.000 FCFA (15€) por cada persona. Ya estamos en el parque, las hierbas están más recortadas, y nos rodea un muro vegetal de 2.50 m. Solos en nuestro 4x4, estamos en busca de la menor señal de vida animal.
La estación no es la más adecuada (noviembre) para ver leones y elefantes. Vemos su rastro, pero no conseguimos encontrarlos. Un bonito descubrimiento en un estanque de Bali: un joven hipopótamo jugando con su madre, un cocodrilo y cientos de pájaros, incluyendo garzas, y un antílope acuático. El momento es mágico. Durante el día nos encontramos con monos, otros antílopes y jabalíes.
El río Pendjari al norte del parque es la frontera natural entre Benín, Togo y Burkina Faso, al otro lado del río. Tras 7 horas de visita por el parque, retomamos nuestro camino en dirección a Natitingou. En el camino compramos Tchouk (cerveza de mijo fermentada) en un pueblo. La reserva nos ofrece algunos recuerdos de paisajes de la sabana grandiosos, inolvidables y llenos de sorpresas.