Durante mi viaje a Bolivia, hice una parada en La Paz para poder visitar el . Subí a un autobús que partía desde el centro de la ciudad en dirección a Massala. El Valle de la Luna se encuentra a 10 kilómetros del centro de La Paz, a unos 30 minutos en coche. El conductor me dejó a la entrada del sitio.
Existen dos tarifas diferenciadas para bolivianos y para extranjeros, si bien esta última en realidad sigue siendo barata. Se tarda más o menos una hora en visitar el Valle de la Luna. Caminé a través de estas formaciones de piedra caliza con sus formas extrañas. Resulta bastante increíble los primeros 20 minutos. Después se hace enseguida algo tedioso, porque no se da apenas explicación sobre estas formaciones. También hay un señor ataviado con el traje tradicional y tocando la flauta unos minutos. Esto le aporta una atmósfera folclórica al lugar, aunque pueda serlo demasiado.
Si todo el valle en el que se encuentra encajada la capital, La Paz, parece haber sido tallado a golpe de "machete", estos paisajes de valle lunar me han parecido de lejos los más impresionantes. Fui en trufi (minibús local) desde el centro histórico de la ciudad, después recorrimos este arcilloso valle a pie. La más duro para mí fue entender cómo la gente ha podido construir sus casas tan cerca de este desierto de estalagmitas.
El valle de la luna, verdadera obra de arte con colores miel se encuentra a una decena de kilómetros del centro de la ciudad pero las construcciones no dejan de ganar terreno, de manera que algunos barrios como el de Mallasa están en una posición frágil. El paisaje es simplemente fascinante, lunar, multicolor y extremadamente fotogénico, todo al mismo tiempo. Ésta es una visita que no te puedes perder si tu estancia en Bolivia te lleva hasta La Paz.