En la Amazonia ecuatoriana, es posible que tengas la oportunidad de pedirle a un chamán que te deje tomar ayahuasca. Hay que saber bien lo que hacemos antes de lanzarnos, eso sí.
En cada tribu de la Amazonía ecuatoriana hay un chamán. Elegido en teoría por sus poderes excepcionales y en la práctica de forma hereditaria o porque es el único dispuesto a asumir esta responsabilidad, en apariencia es uno más. Puede tener familia como los demás, o beber chicha durante las fiestas, pero es a la vez muy respetado por todos, que van a verlo en busca de pociones naturales curativas cuando la medicina tradicional disponible no es suficiente.
Si viajas a Ecuador y tienes la oportunidad, hazte un chequeo con un chamán. Es una experiencia diferente a cualquier cosa, impactante y segura (siempre y cuando no bebas nada extraño). Después de palparte, pondrá hojas y hierbas sobre tu cuerpo, cantará y erradicará a los malos espíritus de las partes "enfermas" para luego vomitar. Me imagino que cada chamán funciona de forma diferente, esta fue sólo mi experiencia.
Muchos turistas vienen a tomar ayahuasca a Ecuador. Es una famosa bebida hecha de lianas. Allí, sólo la consume regularmente el chamán, y de vez en cuando el jefe del pueblo o algunos habitantes, para curar el mal de ojo. Permite, dependiendo de su uso, limpiar la mente y curar el cuerpo, y elevarse a un nivel superior de conciencia. Como repetía sin parar el cabeza de la comunidad a los turistas: es una droga, pero no debe ser tomada como tal. Más fácil decirlo que hacerlo...
Pude asistir al "espectáculo" de una toma de ayahuasca por tres jóvenes franceses, detrás de la piedra sagrada del pueblo, bajo la supervisión del chamán. Después de ingerir este brebaje, el primer reto es lograr no vomitarlo. Una segunda etapa, muy mala, consiste aparentemente en tener visiones terroríficas (serpientes, pumas, otras fieras...) Los que han logrado no vomitar a menudo sucumben a esta segunda fase.
Los más resistentes llegarán a la tercera fase, y la cuarta se considera una especie de nirvana, que algunos chamanes dicen no haber alcanzado nunca ni ellos mismos. En el mejor de los casos, al tomador de ayahuasca le queda un buen dolor de estómago, aunque cada año hay sesiones que terminan peor, así que mejor ten cuidado. Yo me quedé curado de espanto sólo con verlo.
Para prepararse bien para la experiencia, un viajero me comentó que había pasado más de dos meses en el bosque con el chamán. Hizo una especie de viaje iniciático, forjando un vínculo profundo con el chamán, y llevando una dieta estricta: nada de alcohol, drogas o tabaco, ayuno, descanso y abstinencia sexual. Te recomiendo intentar la experiencia sin seguir todo el proceso y con mucho cuidado... al fin y al cabo, recuerda que los chamanes no utilizan la ayahuasca como una droga.