Es imprescindible que pases por el pueblo de Iraq al Amir, primero porque es realmente bonito, con sus casas otomanas del siglo XIX muy conservadas y su entorno verde - algo extraño en Jordania - gracias al bosque de pinos y olivos muy mediterráneos.
El punto culminante de la visita es el castillo, de gran antigüedad. Fue construido en el siglo II antes E.C. por la dianstía judía de los Tobiades. Hircano, a partir de una prominente familia de la aristocracia de Jerusalén, funda la ciudad de Tyros (actualmente Iraq al-Amir) en Transjordania cuando Judea pasa del yugo de Egipto durante el reino de Ptolomeo y Cleopatra al de los Seleúcidas (los persas de Irán). Es notable el buen estado de conservación a pesar de su antigüedad (aún en pie), las columnatas son magníficas, y el tamaño de las piedras nos hace una idea de la enorme envergadura del edificio. Se pueden contemplar los frisos de un pórtico que representan leones y águilas, y se pueden ver las cisternas de agua de lluvia que suministraban agua (sistema bastante moderno para la época).
Tras el castillo, hay que subir a lo alto del pueblo, allí se encuentran once cuevas excavadas en la ladera de un acantilado. Se observan inscripciones en arameo (en especial la palabra tobiade, confirmando la existencia de esta dinastía en el lugar).