Durante tu estancia en Jordania, seguramente recorrerás el Wadi Rum. Está en tus manos elegir el medio de transporte que más te convenga: a pie, en camello o en 4x4.
En aquella ocasión, opté por las sensaciones rápidas del 4x4 y la arena en los ojos, siguiendo los pasos de Lawrence de Arabia. Aunque su casa no me inspiró arquitectónicamente para mi próxima estancia, el decorado de «Los 7 pilares de la sabiduría» me impresionó más. Me encantó subir a los inmensos arcos rocosos labrados por el viento y la arena, y contemplar este desierto desde un poco más arriba.
Uno de los mejores momentos para mí fue compartir el té alrededor de una fogata de pequeñas ramas con los beduinos. ¡Cuánta sencillez y felicidad!
Pinturas rupestres, templos nabateos, extraños grabados en la piedra, montañas impresionantes, curiosísimas formaciones rocosas, cañones... El Wadi Rum no puede resumirse hablando solo del famoso color rojo de su arena. Se ha convertido en un lugar imprescindible del turismo de Jordania.
La excursión puede hacerse de varias formas. A pie, en todoterreno, a caballo, en camello... Cualquier medio de locomoción vale para visitar el Wadi Rum. Pasé dos días y una noche, durante los cuales caminé por el pequeño siq y sobre enormes dunas rojas, y subí a lo alto del Burdah y del Umm Fruth. Asistí a una fabulosa puesta de sol, me comí un delicioso fasuliya y pasé la noche al aire libre bajo las estrellas.
En resumen, en poco tiempo tuve una experiencia increíble en este maravilloso desierto. No me cansaba de aquellos paisajes, de original belleza. Si puedes, te aconsejo que te quedes allí aún más tiempo.