Lo primero que debes tener en cuenta es que esta ciudad se encuentra en Lombardía, es decir, en el norte de Italia y muy cerca de los Alpes. Por tanto, durante los meses de invierno, el frío es intenso. Es cierto que en diciembre, con motivo de la Navidad, puede compensar viajar hasta allí durante un fin de semana. Pero la lluvia, las bajas temperaturas y la nieve pueden limitar un poco tu estancia entre los meses de noviembre y febrero.
Por su parte, los meses más calurosos del año son julio y agosto. Sin duda, los más adecuados para disfrutar de actividades al aire libre en las cercanías de los Alpes. El problema fundamental es que, durante esas semanas, la afluencia de turistas en la región es muy elevada. Así que, si lo que te gusta es estar tranquilo y no sufrir aglomeraciones visitando monumentos, junio y septiembre son alternativas mucho más recomendables. En primavera y otoño abundan los días de lluvia, lo que también puede restringir tus opciones.
Sin embargo, si quieres disfrutar del buen tiempo a la hora de conocer sus principales monumentos, sus enclaves de valor cultural y artístico menos conocidos pero de gran interés y sus parajes naturales de ensueño, ten en cuenta las diferentes condiciones climáticas mencionadas. Y, lo más importante de todo, déjate aconsejar por las agencias locales de Evaneos. Gracias a ellas, podrás disfrutar de una experiencia única con guías locales que pondrán a tu disposición circuitos 100 % personalizables. Volverás a casa con la sensación de haber vivido unas vacaciones únicas e inolvidables.
La Agencia local de Giovanna
La Agencia local de Manuela 
