Situada en el corazón de Chiapas, Palenque es una antigua ciudad maya que hoy en día está dominada por la jungla que la rodea. Para disfrutar al máximo de este lugar mítico, yo fui al amanecer, nada más abrir. Según iba adentrándome en el lugar, la bruma se iba disipando y poco a poco dejaba ver los templos en ruinas. Este espectáculo difícil de describir se intensificaba por la omnipresencia de la jungla y los chillidos incesantes de los macacos. Me dio la impresión de que la naturaleza había reivindicado su lugar ante el hombre e intentaba tragarse los restos de una civilización pasada.
La atmósfera tranquila y relajante que reinaba en esos lugares estaba impregnada de misticismo. Según me iba adentrando en la selva y descubriendo los templos y otros sitios antiguos, tenía la sensación de estar colándome poco a poco en otro mundo.
Las ruinas de Palenque desperdigadas en mitad de la selva están admirablemente conservadas por la presencia de la vegetación. Una vez allí, me costaba hacerme una idea de la extensión real del sitio arqueológico, sobre todo porque solo el 10 % estaba despejado.