Pasé algunos días más que reparadores en Celestún. El centro no es muy grande y no representa ningún interés especial en lo que a cultura se refiere. A pesar de todo, me gustó mucho pasearme por sus calles casi desiertas y observar el día a día de la vida en México.
Es cierto que la playa de Celestún no es la más bonita que pude ver durante mi estancia enMéxico, pero esta posee un encanto muy particular, con todos esos barcos de pescadores anclados y esa pinta de estar abandonada. Lo que más me gustó de mi experiencia en el país fueron las noches en las que pude disfrutar de un buen pescado a la parrilla mientras tenía los pies metidos en la arena y saboreaba el rumor que producían las olas.
La excursión en barco a la reserva natural también me pareció muy agradable e interesante. Ver cómo centenas de flamencos rosas levantan el vuelo es algo increíble, aunque yo tuve que contentarme con verlos de lejos. La zonas de los manglares con las aguas teñidas de color rojo me dejó asombrada, pues nunca había visto algo similar.