Un pequeño pueblo enclavado en el Circo de Mafate, uno de los más accesibles.
Aconsejo:
Acércate después al desfiladero de Taïbit, que te permitirá disfrutar de unas vistas impresionantes sobre una gran parte del Circo de Mafate.
Mi opinión
Cuando subimos al desfiladero de Taïbit, es un auténtico placer ver desplegarse bajo los pies una buena parte del Circo de Mafate. Y en especial el pequeño pueblo de Marla que se encuentra justo en el pie del desfiladero. Sus bonitas casas aparecen coloreadas de brillantes tonos muy llamativos; se encuentran diseminadas por aquí y por allá, entre la hierba y los árboles, cada una tiene su espacio sin estar apretujada a las otras.
Una vez en el lugar, si has sido valiente y te has traído tu tienda de campaña podrás clavarla cerca del patio de la escuela (con sus troncos de árboles pintados con forma de muñecos), o sino, si has hecho reserva (con antelación), podrás dormir en una de las habitaciones de hotel disponibles en el pueblo. Por la noche, el ambiente es muy sociable, en especial alrededor de un pequeño "dodo" (la cerveza de Reunión) en el puesto de bebidas local, que podrás tomar poco a poco con tranquilidad mientras observas los últimos rayos del sol iluminar el pico de Gros Morne.
Puedes quedarte unos días en el lugar y regresar después por el desfiladero de Taïbit en el otro sentido (mucho más fácil), o continuar la marcha para descubrir el legendario Circo de Reunión, al que sólo se puede acceder a pie o en helicóptero. No hay duda de que estarás asombrado por la belleza y la serenidad de los lugares, alejado de los horrores de la civilización.
