El Parque de Tierra del Fuego es mi excursión preferida de Ushuaia. Situado solo a unos diez kilómetros al oeste de la ciudad, pasarás en pocos minutos del tumulto de la civilización a la tranquilidad salvaje del fin del mundo.
Me fascinaron la belleza de los paisajes y la fuerza de los elementos. Las 63.000 ha del parque están rodeadas al sur por el majestuoso canal de Beagle. El azul profundo de sus aguas contrasta con el vivo verdor de los bosques del parque. Aquí, la naturaleza resiste y se adapta a las temperaturas más extremas.
Los senderos del parque están adaptados para todos los públicos. Tanto para los amantes del trekking como para los senderistas ocasionales, esta excursión es imprescindible para sentir la magia de la Tierra del Fuego.
La Tierra del Fuego es legendaria. Si vas, tendrás la sensación de ser un aventurero que ha salido a conquistar el fin del mundo. Es una tierra de grandes espacios, con un clima hostil y cambiante, de extensiones salvajes hasta donde alcanza la vista, y de paisajes, a veces siniestros, pero con una majestuosidad innegable.
Tuve ese increíble sentimiento de libertad profunda que solo producen los viajes. Allí reina un silencio imponente. Se queda uno sin habla ante la grandeza de aquello. Montes áridos y resquebrajados, nubes negras, vientos a veces muy fuertes... No hay duda de que el hombre no es el amo el lugar. Uno se siente insignificante y por eso lo contempla todo con un silencio humilde. Así me sentí allí.
La visita se basa sobre todo en impregnarse de su particular atmósfera. Hagas lo que hagas allí, la Tierra del Fuego siempre será sinónimo de aventura. Hacer senderismo por el bosque, navegar por el estrecho de Magallanes en compañía de las focas, visitar los glaciares... Es una etapa llena de opciones durante unviaje a Argentina o a Chile.