Quizá una de las más bellas cascadas del mundo y considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la Garganta del Diablo en Iguazú es de obligada visita. Una de las maravillas, por no decir la maravilla por excelencia del turismo en Argentina.
Primero hay que recorrer una larga pasarela sobre el río. Después de más de un kilómetro, aparece la catarata de la Garganta del Diablo. El estruendo es arrollador y la nube de vapor de agua se eleva muy alto. Cada segundo, la caída de agua equivale a la de una piscina olímpica. Para que te hagas una idea, haría falta que 60 millones de personas abrieran el grifo a la vez. Su forma de herradura es extraordinaria. Los visitantes se agolpan en este lugar, porque el punto de vista es el más impresionante.
Para ver al Diablo cara a cara te aconsejo llegar temprano por la mañana, en cuanto abran, o al final del día, justo antes de que cierren.
Aunque los distintos miradores que hay tanto en el lado brasileño como en el argentino ofrecen unas vistas impresionantes de las distintas Cataratas del Iguazú, la Garganta del Diablo es el centro del espectáculo.
Ambos lados de la frontera presentan un aspecto distinto de la Garganta. En el lado brasileño tendrás una vista panorámica desde abajo y te salpicarán los vapores de agua de la cascada. En el lado argentino, un trenecito te llevará a una larga pasarela, de más de un kilómetro. Se va recorriendo el curso del río, hasta llegar a lo alto del abismo, de 90 metros de profundidad. El espectáculo de las arrolladoras aguas cayendo ruidosamente en la garganta es fascinante. Me pareció aún más impresionante vista desde lo alto.
Para los amantes de las sensaciones fuertes, aconsejo realizar un paseo en barco, que dura unos diez minutos. Es una buena forma de acercarse más a la cascada.
La increíbleGarganta del Diablo es el lugar más espectacular de la visita al Parque del Iguazú. Este debe ser sin duda uno de los lugares de visita obligada en tu viaje a Argentina. Puede que te parezca que es demasiado turístico y está abarrotado gente... Es cierto, pero la belleza de sus paisajes te permitirá abstraerte de este hecho de manera que no empañe tu visita.
A la cascada en cuestión se puede acceder en un pequeño tren (el Tren Ecológico de la Selva) y luego hay que caminar a lo largo de un kilómetro por una pasarela al borde de la cual el espectáculo es alucinante. ¡La Garganta del Diablo alcanza los 80 metros de altitud, por lo que no hace falta decirte que corres el riesgo de salir de allí empapado y sordo! La intensidad de este lugar es tal que varias personas se arrojaron al agua hace algunos años.
Si dejamos atrás estos dramáticos sucesos, la visita es genial, ¡la recomiendo fervientemente!