El glaciar de Perito Moreno es el destino insignia de la Patagonia argentina. 250.000 visitantes al año acuden a admirar este glaciar tan grande como la ciudad de Buenos Aires (250 km2). Su frente se eleva a 70 m de altura por encima del agua y su extensión es de casi 5 km.
La primera vez que fui al Perito Moreno mi fascinación fue tal que me quedé sentada varias horas frente a él, en silencio. Recuerdo ese silencio sepulcral, interrumpido solamente por los bloques de hielo cayendo de tanto en tanto, que sonaban como auténticas detonaciones. Hubo un detalle que me marcó: la profundidad de este gigante azul parece infinita, ya que sus límites se confunden con el horizonte.
Para vivir una experiencia de viaje insólita, disfruta de una caminata por las paredes azuladas del glaciar. ¡Una experiencia inolvidable!
¡Qué decir ante tal maravilla de la naturaleza! Definitivamente, es uno de los lugares más hermosos de Argentina. ¡5 km de anchura, 60 m de altura y 30 km de longitud! El glaciar Perito Moreno impresiona realmente gracias a su inmensidad y belleza.
Aquel lugar me cautivó y considero que el glaciar Perito Moreno debe ser una visita imprescindible en tu viaje a Argentina. La visita se puede organizar fácilmente desde la ciudad de El Calafate. El trayecto dura algo menos de 2 horas.
Aún tengo grabado en mis retinas ese paisaje natural, con el hielo de color blanco puro con reflejos azulados, y aquella impresión de estar ante un lugar único, de esos que hay que ver al menos una vez en la vida. El glaciar no permanece inmóvil, sino que avanza 2 metros cada día. Además, no es raro presenciar el desprendimiento de grandes bloques de hielo, con un estruendo que recuerda al sonido de un cañonazo.
Yo estuve en octubre y no vi demasiados turistas. Por otra parte, el espacio está muy bien gestionado, por lo que es posible observar el glaciar fácilmente desde diferentes puntos de vista.
El Perito Moreno es un glaciar monumental. Es mi preferido, fue el que me dejó totalmente sin respiración. Con sus 5 kilómetros de fondo y sus 60 metros de altura, este monstruo de hielo avanza uno o dos metros cada día, lo cual provoca unas caídas de hielo verdaderamente impresionantes. Un bloque entero puede desprenderse del glaciar y caer en el lago, provocando tal estruendo que parece un terremoto.
Es, sin duda, de obligada visita. Yo no quería perderme ese espectáculo durante mi viaje a Argentina.
Hay tres formas de conocerlo: se han creado unas pequeñas pasarelas de madera que permiten contemplarlo desde distintos ángulos. Está muy conseguido. Así, podrás ver el glaciar de frente. Los más aventureros, equipados de crampones, podrán ascender por el glaciar. Los demás, sed pacientes... Seguramente podréis ver un lateral fundirse con el agua.
O, mejor aún, toma un barco que te deje al lado. Esta opción es muy turística, la verdad, pero las fotos me quedaron genial. Pude contemplar el glaciar desde abajo y sentir su majestuosidad.