Como "playera" profesional, te desaconsejo totalmente la Praia do Forte para bañarte (muchísimas piedras y rocas). La playa vecina de Itacimirim (a 7 km) es infinitamente mejor para bañarse.
Praia do Forte es un buen lugar para hacer submarinismo y, además, el pueblo es agradable y está bien organizado. Hay excelentes opciones de alojamiento, compras y restauración.
Voy a Praia do Forte a menudo para visitar a mi familia y lo que más me gusta es el Projeto Tamar para proteger a las tortugas marinas (voy siempre, la entrada cuesta 6 euros) y el Projeto Baleia Jubarte (proyecto para la conservación de las ballenas francas). Es posible hacer safaris marítimos durante la estación de las ballenas (de julio a septiembre). Antes se podía hacer en bimotor, pero no sé si todavía es posible.
Las playas del noroeste son de visita obligada durante un viaje a Brasil y, para ver a las ballenas, el acceso a Praia do Forte es mucho más fácil que al archipiélago protegido de los Abrolhos (una hora de avión al sur de Salvador, más dos horas de autobús y cinco en barco por alta mar).
Después de una visita cultural a Salvador de Bahía, Praia do Forte me parecía la mejor opción para disfrutar de las playas de la bahía. Praia do Forte, que en sus orígenes era un pueblo de pescadores, se ha convertido en el destino de veraneo preferido por los habitantes de Salvador de Bahía. La calle principal, que es peatonal, está repleta de tiendas y restaurantes. Su playa, con una extensión de 15 kilómetros, ofrece una combinación perfecta: arena fina, cocoteros y agua templada. Alejándose de la playa principal y tras solo unos pocos minutos de caminata, uno puede disfrutar en soledad de un paisaje paradisiaco. Los turistas brillan por su ausencia en esta zona. Cuando la marea baja, los arrecifes de coral forman piscinas naturales: una buena ocasión para bañarse rodeado de pequeños peces de rayas negras y amarillas o azules.
Mención especial merecen los dos proyectos ecológicos que se desarrollan en Praia do Forte. El primero de ellos, llamado Projeto Tamar, vela por la protección de las tortugas marinas. Su centro no es demasiado grande, pero disfruté mucho de la visita, ya que pude observar un gran número de ejemplares. Entre diciembre y febrero, las crías salen de los huevos en total libertad en la playa: una situación con la cual me topé por casualidad y que fue algo realmente maravilloso. El segundo proyecto está llevado a cabo por el Institut Baleia Jubarte: gracias a sus paseos en barco podrás observar numerosas yubartas (ballenas jorobadas) en el mar. Pero atención, porque hace falta mucho valor, ya que el mar suele estar bastante agitado.