Quito fue la puerta de entrada de mi viaje a Ecuador. A 2850 metros de altitud, Quito es la segunda capital más alta del mundo. Además, es también una de las ciudades más antiguas del planeta.
El centro histórico es estupendo. El Inca Atahualpa vivió allí. Podría haber descendientes suyos entre los vendedores o lustrabotas que deambulan por la Plaza de la Independencia. A un lado de la plaza está el Palacio Presidencial, con las oficinas del presidente Correa. Allí era donde vivía Atahualpa cuando no estaba en Cuzco. Y en ese mismo lugar se firmó la independencia de Ecuador en 1822. Para terminar las maravillas arquitectónicas que rodean la plaza, visité la Catedral Metropolitana y Primada. Como en Quito hay muchos terremotos, la catedral no es tan sumamente grande como otras, para poder resistir a las sacudidas. También te recomiendo la iglesia jesuita de La Compañía. El interior está literalmente recubierto con pan de oro. Es un tesoro inestimable. El resto de la visita consiste en recorrerse calles al azar, en busca de mercados de mil colores.
Para encontrar los tesoros de Quito, solo hay que darse un paseíto sin rumbo fijo. Quédate por lo menos dos días para sumergirte en lo mejor de la vida de sus habitantes.
Otro consejo que te será útil durante tu estancia en Ecuador, ¡desconfía del sol! Estamos justo debajo y al mediodía, si tratas de buscar un lugar a la sombra, te resultará imposible encontrarlo...
No te pierdas recorrer el centro de la ciudad colonial a pie: amantes de las catedrales, de las iglesias, de las palacios y de los conventos, ¡seréis felices! También es buena idea que te alejes de la ciudad y ganes un poco de altura para que seas consciente de la configuración. Los turistas no suelen utilizar los autobuses porque los taxis funcionan bien y no son caros. Sin embargo, utilizar los diferentes medios de transporte , te puede dar una idea más amplia de la vida local
Comencé mi periplo por Sudamérica en Quito, ciudad por la que tuve la oportunidad de pasar en más de una ocasión durante mis dos meses y medio en Ecuador.
Los primeros días, visité sobre todo el centro colonial, algunos de sus museos, la Plaza de la Independencia, el Palacio de Carondelet, algunas de sus numerosas iglesias y monasterios... Se trata de una ciudad muy agradable y acogedora, ideal para recorrerla a pie.
A través de couchsurfing, me alojé en casa de una quiteña que habitaba fuera del centro, por lo que aproveché para visitar su barrio: el gran parque El Ejido y los mercados, en los que descubrí los famosos hornados (cochinillos totalmente horneados). Una noche también salimos por el barrio de La Mariscal, la zona con mayor vida nocturna, repleta de bares y restaurantes.
En mi última visita, estuve en Guápulo, un barrio colonial que merece la pena por sus zigzagueantes calles, su monasterio franciscano, que atrae a multitud de gente los domingos, y las increíbles vistas de las montañas que rodean la ciudad y de la carretera de la Amazonía que ofrece su mirador. ¡Totalmente imprescindible!