La imagen que tienes del país es probablemente de pura montaña Y no te equivocas. Tu viaje al Tíbet confirmará este punto.
Geografía
Antes de diseñar tu viaje al Tíbet has de tener en cuenta algo importante: el Tíbet no es un país independiente, sino una región bajo el control (o la represión) del gobierno chino. El Tíbet es un territorio con una superficie de 3,5 millones de kilómetros cuadrados. La Región Autónoma del Tíbet es mucho más pequeña, ya que su tamaño es de aproximadamente 1,2 millones de kilómetros cuadrados. Es más o menos el doble de la superficie de España. Lhasa, a una altura de 4.000 metros, es la capital. Enclavado entre el Himalaya y las montañas de de Koun Lun y Karakoran, el Tíbet comparte fronteras con India, Bután y Nepal. Para tener una idea del Tíbet, podemos dividir el territorio en tres partes: la meseta de Changtang, en el norte, también conocida como alto Tíbet, el Tíbet meridional y el Tíbet oriental. Otra peculiaridad del Tíbet: la cordillera del Himalaya, aunque tiene 40 o 60 millones de años, es todavía joven y crece cerca de 1 centímetro por año.
Fauna y flora
A estas altitudes, la vida no abunda. Te encontrarás sobre todo con rebaños de ovejas y caballos pastando en la meseta de Changtang. Pero el animal emblemático del país es sin duda el yak. Verás enormes manadas de yaks. El yak ocupa un lugar importante en la vida de los tibetanos. Su mantequilla se usa para decorar el té, el cuero para fabricar ropa de abrigo, y su carne se come. Además de para mantequilla, la leche de yak se usa para fabricar queso, aceite y yogur. Ten cuidado si te los cruzas de cerca, ya que a veces pueden ser agresivos, especialmente los machos que viven en estado salvaje. El legendario Yeti es el animal más raro que podrías observar. Algunos afirman haberse cruzado con el "hombre de las nieves", pero no existe ninguna evidencia. Si te lo encuentras, no te dejes llevar por el miedo y sácale una foto que dé la vuelta al mundo.
