Tiradentes, una pequeña ciudad colonial que merece mucho la pena. Visitar esta ciudad no exime de hacer lo propio conOuro Preto, la más conocida de las ciudades históricas de Minas Gerais, pero para mí fue todo un descubrimiento y la verdad es que consiguió cautivarme. Hay menos monumentos que visitar, sin embargo, no debes perderte la iglesia de Santo Antonio, con una rica ornamentación con elementos de oro, ni tampoco la cascada de São José. Caminar tranquilamente por sus calles adoquinadas, bordeando el río y rodeado de bonitas casas blancas con ventanas de colores, es realmente agradable. Fuera de la ciudad, podrás darte un paseo por la montaña y bañarte en las cascadas.
Tiradentes también me parece una ciudad ideal para comprar piezas de artesanía local: pequeños objetos de madera, hamacas o incluso obras realizadas por artistas de la zona. En cuanto a la gastronomía, la oferta es amplia y en la mayor parte de los sitios tienen buena calidad.
Me gustó especialmente la cocina mineira, muy fina y con platos muy generosos. Prueba el tutu de feijão, el pollo al môlho pardo o las salchichas artesanales. Todo ello acompañado de un buen vaso de cachaza, la célebre bebida alcohólica brasileña. Minas Gerais goza de una gran reputación por su producción de cachaza.
Tiradentes es, sin duda alguna, mi favorita durante mi estancia en Minas Gerais, aunque sea menos conocida que sus vecinas Ouro Preto o San Juan del Rey.
En su casco histórico se concentra más de una docena de iglesias, entre ellas la Matriz de San Antonio, que es la segunda iglesia de todo Brasil con mayor contenido de oro. Además, transcurridas unas horas ya en Tiradentes, sus calles adoquinadas y los carruajes de caballos que se pasean por ellas hacen que te olvides totalmente del siglo en el que estás.
Si bien basta con medio día para ver la ciudad, es agradable pasar una noche allí para disfrutar de los conciertos y festivales que normalmente tienen lugar, y también pasear por sus calles empedradas, donde hay numerosos estudios de artistas.
Aparte de los recorridos históricos, descubrí que se podían hacer paseos en bicicleta o a caballo, y también senderismo en las montañas alrededor de la ciudad.