Es mejor que conozcáis a un paulista para salir a la gigantesca megalópolis brasileña. Si váis por vuestra propia cuenta a Sao Paulo, visitad solo los "must".
Durante el día, el centro de Sao Paulo rebosa de gente. Los ejecutivos se encierran en los edificios y no salen hasta la noche, y quizás con algunas horas de atascos por delante antes de llegar a sus condominios, que son edificios residenciales de alta seguridad y con todos los servicios posibles de un suburbio para ricos. El centro de Sao Paulo es algo caótico. El seguir un plan en la ciudad más grande de Brasil se presenta como un rompecabezas chino. El Viaducto de Cha quizás sea un buen punto de referencia.
Hace falta empezar desayunando en el mercado central, un lugar muy bonito donde podréis probar dos de las especialidades conocidas: los "pastéis de bacalhau" (buñuelos de bacalao), y el sándwich de mortadela. Si subís a lo más alto de la torre Altino Arantes, construida a partir del modelo del Empire State Building, ofrece una vista impresionante de los rascacielos de la ciudad. Pero es en los barrios antiguos de la ciudad donde encontraréis los lugares de interés de estilo gótico. En el centro histórico de Sao Paulo, veréis el monumento del Patio do Colegio, donde la ciudad se fundó de forma institucional, y la estrella Marco Zero en el atrio de la Catedral da Sé, símbolo de su desarrollo.
Si tenéis algo de tiempo, no os perdáis el bonito parque de Ibirapuera, con su lago, sus pájaros multicolor y sus construcciones, como el auditorio, el pabellón Oca y demás, todas ellas de un blanco inmaculado. Podéis visitar fácilmente la Pinacoteca de la Estación de la Luz, y el barrio japonés de Liberdade si viajáis en metro.
Constataréis que Sao Paulo es una rica ciudad y muy desarrollada. Los edificios están vigilados por guardas que controlan los accesos y pasillos, los áticos florecen en los hermosos barrios, de igual forma que los centros comerciales de moda. La "Cidade Jardim de compras", desde donde se puede observar el Ponte Octavio Frias de Oliveira Estaiada, es un buen ejemplo, al igual que los comercios de la Avenida Paulista, donde los locales tienen sus tiendas. La Casa das Rosas es algo totalmente anacrónico en el paisaje donde se encuentra.
Sao Paulo es sin duda alguna una ciudad de cultura. El Museo de Arte Contemporáneo (el "MASP"), ofrece exposiciones de calidad, y los pequeños centros culturales también ofrecen numerosas exposiciones gratuitas. También es una ciudad de gastronomía internacional, ya que se puede encontrar de todo lo que a uno le pueda apetecer: cocina india, china, libanesa, francesa y, naturalmente... ¡española! Os aconsejo los restaurantes de la elegante calle Oscar Freire. Sin embargo, lo ideal es que os inviten los habitantes locales para problar una "feijoada" con judías rojas y panceta.
Vila Madalena es el barrio bohemio de Sao Paulo. Esta es, de hecho, una gran plaza donde los jóvenes socializan en las terrazas de los cafés. Los paulistas salen muy tarde. Como las tiendas cierran a las nueve de la noche, no es raro verles ir a casa a cambiarse para citarse a la una o las dos de la madrugada para ir a bailar. Un sistema de tarjetas les permite pagar todas sus consumiciones al final de la velada.... ¡algo peligroso para el bolsillo! Para apreciar todos los barrios de Sao Paulo, os harán falta 4 o 5 días. En un día, veréis el centro de Sao Paulo, pero probablemente os dejará una mala impresión.