Creo que el valle del Omo es la región más fascinante del mundo. No es casualidad que aquí trabajen tantos antropólogos. Es el único lugar en el mundo que concentra un número tan elevado de etnias y tribus diferentes que hayan conseguido preservar su modo de vida intacto y no verse demasiado afectadas por móviles y otras modas. Nunca había visto algo así en África y es verdaderamente increíble.
Solo echo en falta una cosa: nadie ha pensado en desarrollar una industria del turismo equitativa y constructiva. Si bien es cierto que la comunidad recibe parte de los beneficios (o al menos su jefe), la visita a estos pueblos resulta muy degradante, es casi como "ir al zoo". Además, pasas 30 minutos escuchando a un guía local que no viene de la tribu, ya que sus habitantes no saben hablar inglés, ni pertenece a la etnia en cuestión, . Por este motivo, las explicaciones no siempre están a la altura. Por otra parte, te conviertes en el centro de atención de todos los habitantes, que intentan ponerse delante de tu cámara y hacer payasadas para atraer tu atención y pedirte un poco de dinero. Me sentí algo incómodo durante estas visitas. Este tipo de turismo desnaturaliza el encuentro con la población autóctona y amenaza directamente el estilo de vida de estos pueblos en peligro de extinción. Además rompe un poco el mito del explorador que tiene que ganarse sus fotos creando un vínculo con los habitantes del lugar.
También hay que decir que es mucho más constructivo e interesante ir al pueblo con un guía local los días que hay mercado para que te explique cómo viven las diferentes tribus que allí se reúnen. Solo hay que pagar al guía ya que la entrada al pueblo es gratuita y todo el mundo está ocupado con sus tareas. Cuando estés en la región averigua si va a haber alguna ceremonia ya que los turistas son bienvenidos siempre que hagan una pequeña aportación y sean discretos.
En mi opinión, los Karos, los Hamers, los Konsos y los Mursis (cuyas mujeres llevan un gran disco de barro insertado en el labio inferior) son los pueblos más impresionantes del valle del Omo debido a su indumentaria, sus cánones de belleza y su estilo de vida, pero se pueden visitar una veintena de etnias diferentes, todas ellas extraordinarias. Los principales pueblos de la región son Jinka, Dimeka, Yabelo, Konso y Turmi.