El pueblo de Imouzzer, a unos 20 km al norte de Agadir, se encuentra en el Alto Atlas, a 1200 metros de altitud. Es conocido por sus almendras y su miel, ligeramente picante, pero también por sus cascadas sobre piscinas naturales. Tras caminar una hora aproximadamente por este "valle del paraíso" llegarás al bosque y las montañas, donde se ubican las cascadas. Aunque están secas durante una parte del año, son sumamente espectaculares en época de lluvias.
Las cascadas de Ouzoud, en pleno corazón del Atlas, te harán soñar. Se encuentran en un uadi frondoso, rodeado de laderas montañosas de arenisca roja. Aquí, el agua cae en tres niveles desde una altura de 110 metros; y cuando el sol baja a primera hora de la tarde, se forma un arcoíris. Sin duda, esta explosión de colores es digna de fotografiar.
En el norte del país, las cascadas de Akchour, cerca de Chauen, son el destino ideal si buscas aguas turquesas en las que darte un chapuzón. El entorno de este lugar está especialmente bien conservado, por lo que ha sido declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO. A los amantes de la naturaleza les encantará rodearse de este ecosistema único.