Desde la Plaza de Armas, las vistas del lago Titicaca son impresionantes. Desde lo alto, el lago se confunde con el mar. Se trata de un paisaje idílico que fui descubriendo a mi ritmo, recorriendo la isla desde el puerto hasta la plaza principal del pueblo.
La isla de Taquile ha desarrollado a lo largo de los años, un modelo de turismo responsable denominado “turismo rural comunitario”. También existe en otras partes de Perú y tiene como objetivo animar a los empresarios locales a utilizar el turismo como herramienta de desarrollo. Se trata de productos turísticos desarrollados por y para los miembros de la comunidad. Los habitantes locales eligen las normas que se deben seguir durante la visita a la isla.
Por ejemplo, está prohibido hacerse fotos con la gente sin pedirles permiso o darle golosinas a los niños. Además, existe un sistema de rotación con respecto a los restaurantes que se pueden visitar, las casas que acogen a los turistas, etc. Además de los beneficios directos que reciben las familias anfitrionas, las ganancias se reinvierten en proyectos comunitarios, como la instalación de panales solares, construcción de pozos, etc.
En resumen, un proyecto turístico comunitario que funciona, que me gustó especialmente y que se debe fomentar.