Es uno de los must para todo el que vive o visita Brasil. El camino entre São Luís y Fortaleza es uno de los destinos más atractivos de esta región. Me aventuré a finales de la estación de lluvias para evitar los fuertes calores del verano. La ruta, que se hace casi exclusivamente en 4x4, permite descubrir los lugares más conocido para el turismo en Brasil. Aunque físicamente es muy cansado, este viaje sigue siendo uno de los más bellos que he tenido la oportunidad de hacer en el país.
El viaje comienza en la ciudad de São Luis de Marahao, capital del estado del mismo nombre. Entre las bahías de São Marcos y de São José de Ribamar, la ciudad de São Luís es el ejemplo perfecto de una ciudad colonial. La ciudad no vivió la revolución industrial de principios del siglo XX y el centro histórico ha sido totalmente preservado. Fue declarado Patrimonio Mundial de la Unesco en 1997. Por la noche, en las calles de coloridas casas, los habitantes se encuentran al ritmo de la samba y sorben una cachaza. En la humedad de la noche, eso crea un ambiente relajante del que no quieres escapar. Para tener tiempo suficiente para saborear la atmósfera de la ciudad hacen falta dos o tres días.
Pero es la hora de seguir el camino. Algo más de 4 horas en medio de las dunas para llegar a la ciudad de Barreirinhas, principal puerta de entrada del parque de los Lençóis. El camino es un poco monótono pero el parque de los Lençóis es un imprescindible de tu viaje a Brasil. Hacen falta tres días para disfrutar del parque.
A la frontera entre los estados de Maranhao y de Piaui, la ruta toma la dirección de Tutoia. La pequeña ciudad a orillas del mar no tiene gran interés salvo por sus playas. La playa de Amor es, de lejos, la que más me gustó. Desierta, rodeada de dunas y mangos cuyas raíces hundidas en el suelo aparecen en algunos lugares, el sitio conmueve por su simplicidad. A 120 km de allí, del otro lado del Delta de las Américas, la ciudad de Parnaíba. Si viajas entre julio y enero, en medio de las dunas y los manglares, podrás ver, en el cielo, la migración de los corocoros rojos, con su vistoso color, que vuelven a su nido en la selva.
Tras dos días en Parnaíba, retome el camino para llegar a Jericoacoara. Un largo trayecto de más 200 km que se adentra un poco en la tierra antes de alcanzar la ciudad de Camocim. Hice la primera parte del trayecto en autobús antes de tomar el barco. A lo largo del recorrido, muchos pequeñas ciudades muy simples, casas hechas de cualquier modo, rodeadas de increíbles paisajes. Probablemente este tramo del trayecto sea el menos frecuentado por los turistas, y también uno de los más auténticos. Atravesando pueblos como, por ejemplo, Chaval, se está lejos de la oprimente atmósfera de las ciudades brasileñas.
Llegar por mar a Jericoacoare es un momento inolvidable. A lo lejos, las famosas hamacas en el agua transparente, la playa de arena blanca y detrás dunas infinitas. Pasé cuatro días en Jericoacoara, después tome el autobús hasta Fortaleza. Esta última parte del viaje es la más simple por ser la más frecuentada por los turistas. Hay que prever 5 horas para llegar a la ciudad.