Etiopía es un país extremadamente hermoso, lleno de paisajes impresionantes y habitado por pueblos hospitalarios. Pero también es un país pobre, todavía poco abierto al exterior y al turismo, y con una población muy devota. Así que es importante conocer algunos aspectos básicos para que tu estancia en Etiopía te vaya lo mejor posible.
Como suecede frecuentemente en África, el primer contacto social es esencial. Cuanto más largas sean las fórmulas de presentación, mejor será el recibimiento. El uso por parte de los viajeros de unas cuantas palabras en amárico será de gran utilidad y facilitará el contacto.
Si compartes una comida con etíopes, es mejor comer solamente con la mano derecha. Si te conceden el privilegio de darte la "gourcha", rechazarlo será visto de mala educación. Esto quiere decir dar de comer a otro, es una demostración de afecto. De hecho, tu anfitrión tomará un trozo de comida con su mano y te lo pondrá en la boca.
Incluso si no estás acostumbrado, dar una propina no debería molestarte. Es una costumbre muy habitual que practica la gente local. Es además una de las formas más directas de tener un impacto económico positivo en las comunidades del país. Resulta particularmente cierto en los portadores del monte Simien, que trabajan por turnos y que solamente tienen la oportunidad de recibirla una vez al año.
No es obligatorio dar una propina, aunque en algunos casos casi lo es. Algunos no dudan en pedírtela directamente. Lo mejor es prepararla con antelación y no posponerla.
Etiopía es un país muy creyente, y eso es algo que hay que respetar. No todas las iglesias están abiertas a los extranjeros, y cuando lo están, se pide una entrada. Hay que quitarse los zapatos para entrar, y por supuesto, hay que tener las piernas y los hombros cubiertos. Los hombres deben ir con la cabeza descubierta y con frecuencia las mujeres deben cubrirse. Algunas iglesias están prohibidas a las mujeres (sobre todo una muy pequeña en Lalibela), así que tendrán que esperar fuera. En otras, hombres y mujeres no entran por el mismo lugar (por ejemplo en Gondar).
No olvides que se tratan de lugares de adoración, así que hay que mantener una cierta discreción.
Durante tu recorrido te pedirán muchas veces dinero, tanto niños como no tan niños. En zonas rurales y urbanas te pedirán dinero, botellas vacías, bolígrafos, chocolate, libros escolares. Es normal sentirse útil dando algo, sin embargo hay que tener en cuenta unas cuantas cosas:
Claro, eso no debe frenar tu generosidad, es mejor hacer donaciones a las asociaciones locales, las autoridades religosas o a las escuelas, es decir a las instituciones que conocen las verdaderas necesidades de la gente y que darán el mejor uso a tus donaciones.