Selva verde y exuberante que oculta cascadas de aguas turquesas, esa es toda la magia de Laos.
Las diversas cascadas presentes en todo el país son muy apreciadas por la población local para pasar el fin de semana en familia y para bañarse. Se trata de lugares reales en los que los habitantes de Laos tienen sus costumbres, que es posible vislumbrar cuando uno se aventura en los sitios poco frecuentados por los turistas, como la cascada de Tad Saé, cerca de Luang Prabang.
Estas cascadas son el signo de un clima tropical muy húmedo. Los habitantes han sabido sacar partido de este clima desarrollando numerosos cultivos, especialmente el del té y el del café en el sur del país, en la meseta de Bolaven.
Se trata de una de las regiones más prósperas de Laos, que produce uno de los mejores cafés del mundo : gracias a su riqueza en minerales y manantiales, el suelo de Laos es particularmente propicio para este tipo de cultivo.
Es obligado en toda estancia en Laos hacer una excursión de un día o más para contemplar las sublimes cascadas que atraviesan el país.
En Luang Prabang la más visitada es la de Kuang Si que, con sus 60 metros de altura, es la más alta de la región. Los amantes del senderismo disfrutarán de los senderos preparados para subir hasta su cima, ¡incluso si la pendiente es un poco difícil!
Nada más tomar la ruta hacia el sur, encontramos una de las mesetas más impresionantes en términos de cascadas: la meseta de Bolaven incluye no menos de una centena de cascadas, de las cuales las más altas y más turísticas son las de Tad Fan, que se lanzan al vacío desde más de 200 metros de altura. Es recomendable pasar al menos una noche en un albergue en lo alto de la meseta, para poder salir de los senderos trillados y contemplar muchas otras cascadas igualmente impresionantes, como las de Phasouam.
Por último, en la frontera con Camboya, nos encontramos con una de las regiones más increíbles en términos de paisaje: la región de las 4000 islas es, de hecho, un conjunto de islas bordeadas por el río Mekong que ofrecen, una vez más, enormes cascadas, con el mayor caudal del país. Citamos, especialmente, la de Li Phi, que se sitúa en la isla de Don Khône. Es muy agradable pasar algunos días ahí, para disfrutar de la tranquilidad de la región y para dejarse llevar por el ritmo del agua.