La más afamada región de Maramures, el valle de Iza ofrece paisajes absolutamente emblemáticos de la zona rural en la que te encuentras. En un valle encajado, las pequeñas aldeas suceden a los pueblos más grandes y revelan magníficos ejemplos de arquitectura tradicional con casas completamente de madera, paisajes de colinas onduladas y numerosas iglesias también de madera que le dan encanto a la región.
Si bien esta región está llena de encanto si la visitas en coche, no podrás apreciarla plenamente salvo que te detengas al menos algunos días en una de sus pensiones en casa de algún lugareño para descubrir la hospitalidad local, probar productos frescos de la tierra y explorar su verde naturaleza. Una idea original como destino durante un viaje por Rumanía.
El valle de Iza, en pleno corazón de la región de Maramureș, está formado por múltiples pueblos como Barsana, Ieud, Botiza, Poienile Izei... Casas de madera con sus magníficos pórticos, iglesias de madera, el paisaje rural, acogedores habitantes, eso es todo lo que encontraras en estos pueblos típicos en los que sienta bien pasear y pasar algunos días tranquilos. Muchos habitantes proponen habitaciones, y no te decepcionarán la comida es deliciosa y la acogida muy calurosa.
En el valle del Iza, la vida en los campos me fascinó y los carromatos que recorren los caminos llevando el heno me recordaron al país antiguo. La artesanía local está presente y si quieres volver con una alfombra, tienes que ir a Botiza. La madera está por todas partes y me encantó observar los detalles de los portales de las casas. Anclado en las tradiciones, el valle del Iza hay que recorrerlo; hay que sentir, abrir bien los ojos y, sobre todo, conocer.
Ieud es auténticamente bello, es uno de los pueblos que más me gustó. La iglesia del valle y la iglesia de la colina merecen al pena por si mismas.