El país más grande del mundo ofrece un clima muy frío al norte y al este. Los inviernos son muy fríos y, en primavera, el deshielo convierte el país un barrizal generalizado. Por lo tanto, evita ir a Rusia en primavera, hay demasiado barro. El país es magnífico en otoño, pues los colores de la naturaleza cambian, ofreciendo suntuosos paisajes. E, incluso si el invierno es glacial, es el periodo en el que el país presenta un aspecto más mágico. ¡Los teatros están abiertos y el vodka corre a raudales! Los más frioleros preferirán los meses de julio y agosto, pero date por advertido, si no te gustan las muchedumbres: ¡son los meses más turísticos!