


Al doblar la esquina, en un lugar sagrado, en los ghats que conducen al Ganges o en un templo: esta religión, una de las más antiguas del mundo, está presente en todos los rincones de la India. Aproximadamente el 80 % de la población del país es hinduista. En Tiruvannamalai, en el sureste del país, podrás participar en una lenta procesión de peregrinos. Sin hablar y con los pies descalzos, la multitud recorre 14 km alrededor de Arunachala, una colina dedicada al dios Shiva, durante un día de luna llena.
Sea cual sea tu destino en la India, el ritual de la puja es especialmente impresionante. Aunque entrar en la intimidad de una casa es algo delicado, podrás asistir a esta ceremonia en un templo. Los creyentes rezan y depositan ofrendas florales y alimentos a los pies de la imagen o de la estatua de un dios, como Ganesh, la deidad con cabeza de elefante. En función de las fechas de tu viaje, podrás preguntar a tu agencia local Evaneos si se celebrarán pujas a lo largo de tu recorrido.
Kanchipuram, una ciudad sagrada de Tamil Nadu, alberga mil templos. El de Ekambareswarar, aún en pie, es un templo de Shiva asociado a los cinco elementos y, en particular, a la tierra, Prithvi. A los pies de una de las gopurams, nombre de las torres que sirven de entrada al templo, había un árbol de mango milenario. Sus cuatro ramas principales hacían referencia a los textos sagrados del hinduismo (vedas). Si pasas por allí, verás que actualmente hay un árbol más reciente que sustituye al antiguo.