En la carretera de Amán a Petra, durante un circuito por Jordania, merece la pena parar en Madaba. La iglesia ortodoxa de San Jorge alberga un magnífico mapa de Palestina en mosaico elaborado en la época bizantina. Permite comprender cómo percibían los cristianos su mundo.
En el mismo suelo, está protegido por una barrera simbólica. Me sorprendió bastante su estado de conservación, que demuestra la buena calidad de la construcción, y también lo pequeñitos que eran sus azulejos.
Me gustó deambular por sus callejuelas, llenas de tiendas de artesanía. Allí compré todos los regalos para mis amigos: pequeños mosaicos, estolas, pañuelos y reproducciones de joyas beduinas. ¡También allí aprendí a atarme el pañuelo para hacer frente a la arena del desierto! Y, por supuesto, disfruté de los pasteles que se vendían por todos lados.
Fui a Madaba al final de mi viaje a Jordania. Aunque normalmente es muy tranquila, cuando yo fui el ambiente era muy animado y festivo. Se preparaba para recibir a un invitado de lujo, el Papa Benito XVI.
En Nadaba, hay que visitar la iglesia de San Jorge, la de los Santos Apóstoles y el Palacio Incendiado. Aun así, el emplazamiento arqueológico sigue siendo lo más interesante. Allí pude ver el mosaico más antiguo de toda Jordania.
Además de estas visitas en el interior de sus murallas, Madaba es ideal, sobre todo, para ver sus alrededores. En taxi se puede acceder igual de fácilmente a Betania, al monte Nebo o al mar Muerto. La excursión se ofrece en todos los hoteles. En cuanto a mí, la hice en autoestop y no tuve ningún problema. Los jordanos son tan amables que no me pasé ni 5 minutos en el arcén en todo el día. ¡Demasiado fácil! Al volver por la tarde, párate en alguna de las confiterías que venden esos contundentes pasteles de miel al peso y rematarás tu día en Madama.