Si eres un amante de los grandes espacios abiertos, es normal que estés leyendo estás páginas dedicadas a viajes a Kirguistán. En efecto, este país en el que el 50% de su territorio se encuentra a más de 3000 metros, es un paraíso que todavía está protegido de los estragos del turismo de masas. Su población, nómada y pastoral, muy relacionada con los caballos, nos ofrece una forma de vida sustancialmente diferente a nuestros hábitos occidentales, y es de esperar que te sientas bastante desorientado la primera noche que pases en una yurta, el hogar típico local que no te puedes perder. También encontramos extensas praderas y lagos impresionantes, como los de Song-Kol (en el corazón de las montañas Celestes), o Issyk-Kul (donde se encuentra el minarete de Burana, que data del siglo X). Kirguistán se encuentra también en Asia, como lo atestiguan las ciudades de Bichkek con su gran bazar Osh, de Karakol (¡curioso nombre!) y los pueblos de Toktogoul, Kazarmane y Kochkor, en donde las tradiciones milenarias siguen aún muy vivas, indiferentes al tiempo que pasa en el exterior. Lejos de todos los clichés, Kirguistán tiene reservadas hermosas e intensas emociones a la espera de viajeros aventureros y responsables. Así que, ¿para cuando es tu próximo viaje?
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Lee las páginas dedicadas a Kirguistán e imagínate escalando las cimas de las montañas nacionales... Del sueño a la realidad no hay más que un paso, y estás a punto de realizarlo. En efecto, viajar allí no es tan complicado como lo era antes y “cualquiera” puede lanzarse a la aventura. Los excursionistas en busca de los picos más altos estarán encantados cuando se enteren de la cantidad de ascensiones posibles. El Pamir es el mejor ejemplo de las actividades en grupos especiales que se pueden llevar a cabo: excursiones a caballo entre campamentos de yurtas (unos 4000 metros de altitud), en bicicleta por Archik-Tash o un recorrido de lagos alrededor de Petrovskiy. Sin embargo, según muchos que lo conocen, la región de las montañas Celestes constituye el lugar predilecto para escalar montañas: de Jaïsan pasando por el macizo central de Tian-Shan, el lago glaciar de Boru-Korboz hasta el valle de Soussami, tantos lugares legendarios para elevar el alma, todo ello intercalado con emotivos encuentros con los pueblos locales y sus impresionantes habilidades. Viajar a Kirguistán es algo más que una simple experiencia y constituye una aventura de la que probablemente regresarás cambiado por un solo deseo: volver tan pronto como sea posible.