La sierra de San Mamede culmina a solo 1025 metros de altitud. Sin embargo, al recorrer los senderos del parque, me impresionaron su relieve y sus escarpaduras, que conforman unos paisajes de gran belleza: la roca se funde con la vegetación, verde gracias a un microclima relativamente húmedo para esta latitud.
Una vez más, tengo que admitir que yo no soy buena en la observación de la fauna. Pero me lo aseguraron: en el parque natural se pueden ver numerosas especies, sobre todo rapaces (grifones, águilas de Bonelli, milanos...), pero también jabalíes y ciervos. Quizás tengas más suerte que yo. A pesar de eso, disfruté mucho del tiempo pasado en la sierra de San Mamede, lejos de la agitación de las ciudades y costas turísticas. Un desvío absolutamente a considerar durante tu estancia en Portugal.