El territorio de Myanmar acoge a más de 135 grupos étnicos que poseen idiomas diferentes, aunque cuentan con una lengua que los unifica como nación, el birmano. Según el Estado que visites en tu viaje a Myanmar, te encontrarás con una amplia variedad de tradiciones y creencias particulares de cada grupo étnico. Desde mi perspectiva, los Estados de Mon y Kayin son muy interesantes por la belleza de sus territorios, así como la de sus tribus. Estos últimos son sensibles a la discriminación del Estado, y en ocasiones han sido obligados a utilizar el idioma nacional en detrimento de sus propios idiomas. Las consecuencias: pobladores Kayin refugiados en Tailandia y los Mon que ya no hablan su lengua. En fin, un proceso de "birmanización" en marcha. Si quieres conocer estas maravillosas tribus y hacer de tu viaje una experiencia más rica, tendrás que incluir en tu itinerario a estos dos Estados.
El estado de Kayin está delimitado al norte por la división de Mandalay y el estado de Shan, al este por el estado de Kayah y Tailandia , y al oeste por el estado de Mon y la división de Bago. Se estima que hay 2 millones de Kayin viviendo en territorio birmano, cifra que podría elevarse a 5 millones si contamos los que viven en el extrangero y los que están refugiados en Tailandia. Esto hace que la población Kayin sea la segunda más importante del país, tras la de la etnia Shan. De origen mongol, los Karen (antiguo nombre dado a la tribu) se instalaron en la cuenca del río Irrawaddy antes que los Mon, si bien no hay ningún registro histórico que confirme esta información.
De origen chino, el pueblo Mon es uno de los más antiguos del planeta. Gracias a él, la tradición de la escritura y el culto budista se ha arraigado en la cultura birmana. Los Mon vieron aumentar el poder de su reino hasta el siglo VIII, logrando estabilizar las zonas comerciales y políticas manteniendo un ambiente de paz y armonía. Siglos de luchas constantes por los derechos han precedido a este gran imperio, conocido en un tiempo como el pueblo Mon, luchas que condujeron al inicio de conflictos armados por la defensa de sus tierras y derechos.Hoy en día, estas tierras, son el hogar de más de 2 millones de habitantes, cuyos orígenes son principalmente Mon, si bien también son Karen y Bamar. El Estado ha dibujado sus fronteras por el sur con la división Tanintharyi y el mar de Andamán, la división de Bago al suroeste y por el este el estado de Kayin. Desafortunadamente, a pesar de que se hubiese creado el Estado Mon, los Mon (como sucede con otras minorías étnicas) nunca han sido respetados, y los años de Juntes sólo han servido para pisotear sus derechos.
Cada tribu tiene su propio estilo, y lo percibimos rápidamente por sus vestimentas, muy imporantes para ellos. Los colores que utilizan los Mon son el rojo y el blanco, simbolizando su valor y pureza. Los Kayin tienen un código de vestimenta que varía según su estado civil: si la mujer está casada, lleva un traje de dos piezas con los brazos cubiertos, y si la mujer está soltera a menudo lleva una sola pieza con colores claros, como el blanco. Pero el estilo y el comportamiento van más allá de lo que se muestra ante los ojos, como el concepto de la belleza, el respeto hacia las personas mayores, o la forma en como perciben la vida y la muerte. Igual sucede con la forma de organizar fiestas (o se pasan por alto como si fuesen cumpleaños sin ningún valor), la forma de sentarse en la mesa, de preparar las comidas o de cazar. Lo que define el "estilo" de cada tribu viene definido por el origen y ubicación geográfica (si las tribus son urbanas, rurales o de montaña). Esta distinción es importante porque las tribus Skaw, Pwo, Bwe, Karenni y Pa-O viven en el Estado Kayin, y no tienen las mismas tradiciones. Varían según el entorno en el que se encuentran, la forma como cubren sus necesidades y tambén, las creencias religiosas, aún si la mayoría son budistas.
La realidad de los Mon y los Kayin, como ocurre con cualquier pueblo minoritario, es desalentadora. Los grupos étnicos no conocen otra filosofía de vida que la del trabajo, trabajo sin descanso, sin preocuparse por cosas como la salud, la seguridad o las pensiones. Así que viven día a día. Lea falta de trabajo es de hecho una realidad que está azotando a los dos Estados, forzando a los habitantes a dedicarse a las labores agrícolas y el transporte, siempre pagando sus impuestos al Estado, nada más que al Estado. Por esta razón, los jóvenes van trasladándose cada vez más a las zonas urbanas para completar sus estudios. Y para hacerlo, tienen que trabajar jornadas muy largas para conseguir realizar sus estudios, además de seguir enviando dinero a sus familias.
En conclusión, estas dos étnias, como muchas otras del país, se enfrentan a un fenómeno de estandarización de la cultura birmana, o sea, un proyecto gubernamental para unificar los grupos étnicos en una única identidad birmana. En efecto, muchos grupos Mon y Kayin han tenido que instalarse en zonas más remotas, cerca de las montañas, o migrar a los campos de refugiados de Tailandia. Sin embargo, hay investigadores y profesores, en especial monjes muy comprometidos, que están tratando revivir el uso de las costumbres e idiomas de cada tribu. También hay miembros de estas tribus que viven en el exiliio y permanecen fieles a sus orígenes. A pesar de este fenómeno probirmano, no hay tensiones entre estos dos grupos y los birmanos. Esto sucede tal vez debido al carácter que identifica a estas dos tribus, el respecto hacia los demás grupos étnicos, el respeto por el otro.
Tuve la oportunidad de conocer jóvenes de origen Kayin en mi viaje por Birmania. En una conversación con estos jóvenes me comentaron: "los Kayin son amables, afectuosos y muy hospitalarios, quien se hace amigo de un Kayin, se hace un amigo para toda la vida". La distancia y nuestras formas distintas de vida no nos han impedido continuar comunicándonos a través de las redes sociales. Hace poco pedí ayuda a algunos de mis conocidos Kayin para recopilar datos y escribir un artículo para una revista de idiomas de México. Su respuesta fue : "quien se hace amigo de un Kayin, tiene un amigo para toda la vida, por supuesto que te vamos a ayudar". El carácter Kayin que me habían descrito estaba a la altura de mis expectativas. El rostro de un "Karen" que había visto en un libro de tribus que pueblan la superficie de la tierra, por fín cobra sentido, este rostro era el de un pueblo orgulloso y hospitalario, igual que los Mon. Ambas tribus basan su identidad y valores en el respeto y la amistad. Lamentablemente hoy día no me puedo engañar, y no hago más que preguntarme "¿cuánto tiempo le queda a estas tribus?" ¿Se diluirán en la masa homogénea de cultura birmana, y después en una cultura global? ¿Podremos reconocer por la calle a los jóvenes Mon o Kayin dentro de unos años, o terminarán adoptando el mismo "estilo"? ¿Nos encontraremos con los jóvenes aún orgullosos de sus orígenes o tendrán cada vez menos ganas de ser diferentes? ¿Por cuánto tiempo mantendrán estos Estados sus identidades?