
Letonia es un país de 64 000 km² situado en el centro de los tres países bálticos, entre Estonia y Lituania, y que está compuesto por cuatro regiones: Vidzeme (al norte), Latgale (al sudeste), Zemgale (al sur) y Kurzeme (al oeste).
En estas regiones viven aproximadamente 2 millones de habitantes, que se reparten entre las diferentes ciudades grandes como Riga, Daugavpils, Liepaja, Jelgava, Ventspils y Jurmala. El país es famoso por la arquitectura medieval y con estilo Art Nouveau que hay en el centro de la ciudad vieja, la recolección de ámbar, las canciones folclóricas y su difícil clima invernal. Esta descripción de Letonia te permitirá hacerte una primera idea general; aparte, deberás informarte sobre los temas de actualidad que preocupan a sus habitantes para poder entablar conversación con ellos.
Letonia destaca por su apertura ante el multiculturalismo al mismo tiempo que defiende firmemente su cultura, algo que genera ciertas ambivalencias. Esto se nota en el uso del idioma: aunque la ley autoriza la enseñanza de otros idiomas aparte del letón, el idioma de la minoría no debe superar el 40 % de la enseñanza del letón, que debe representar un 60 %. Además, la ley de los medios de comunicación exige traducir o doblar los contenidos al letón. Letonia acepta y defiende a las minorías dentro de su territorio con la condición de que no se vea perjudicado su dominio cultural. Esta posición recibe constantes críticas por parte de las minorías rusas, que quedan explicadas en parte por la historia del país (conquistado en numerosas ocasiones y que ha padecido cincuenta años de dominación rusa). Por eso era fundamental que en estos últimos años un país tan pequeño como este se construyera una nueva identidad de "país báltico" o de "miembro independiente de la ’UE" (especialmente gracias a sus lazos con Estonia y Lituania y a su entrada en la UE) y que se deshiciera de los lazos con la antigua Unión Soviética.
Sin embargo, es difícil negar el peso de la historia y durante tu circuito por Letonia podrás ver que existen tensiones entre los letones y los rusos que viven en el país (que persisten porque Rusia se sigue negando a reconocer sus años de ocupación del territorio letón). En el día a día, esto se traduce en una marcada desconfianza de los letones "de pura cepa" con respecto a los rusos: en 2002, el 74 % de los habitantes de Letonia se negaron a adoptar el ruso como segunda lengua oficial, un referéndum que recibió muchas críticas, ya que los rusos no pudieron votar. Aproximadamente 350 000 habitantes de Letonia (es decir, el 17 % de la población) no estaba autorizado a votar porque no eran de nacionalidad letona. Para obtener la nacionalidad, los "no ciudadanos" tenían que justificar su dominio del letón, así como renunciar a su nacionalidad anterior y traducir su nombre a letón. Un replanteamiento de la identidad que invita a recordar lo que ha tenido que padecer Letonia...