Fui allí sin ningún papel, salvo una bonita carta que me habían puesto en la mano justo antes de embarcarme. Madagascar: quería lanzarme en paracaídas sobre ti con todos mis sentidos, antes de que resonara en mi cabeza ninguna palabra extranjera.
Retratos de viaje, de Stéphanie Ledoux
Esta dibujante e ilustradora ha realizado multitud de viajes por Madagascar, inmortalizando los rostros de los mercados de Antsirabe y estrechando lazos singulares con esta población mestiza, tan encantadora. Con su amorosa visión y su siempre creativa paleta, nos invita a seguirla hacia cuatro destinos: Birmania, Vanuatu, Yemen y Madagascar.
Ese libro se lee, interpreta y saborea lentamente, pleno como está de sentidos y de poemas animados. Llévatelo a Madagascar y muéstraselo a los malgaches: se les iluminarán los ojos viéndose dibujados así.
Consulta la página web de Stéphanie Ledoux.
Si quieres aprender más sobre Madagascar, puedes leer la guía de viaje de José Luis Aznar.
También puedes consultar la práctica guía Lonely Planet sobre Madagascar, editada por Geoplaneta.
Otra opción es leer novelas como "Un bosque de sangre en Madagascar", de Mayte Toca, el cual cuenta las memorias de una europea sobre sus vivencias en este país sudafricano.
"Nur", de Raharimanana, cuenta la historia de un fusilero que anda buscando a un amor perdido de una parte a otra del país. Se trata de una historia que desmitifica en cierto modo la visión romántica de la isla y explora otros aspectos, como la violencia. Jean-Luc Raharimanana es un autor malgache, caracterizado por su estilo violento y poético. Se trata de una lectura recomendada entre muchas otras posibilidades. Muchas de estas obras ayudarán al lector a distinguir entre las informaciones que se dan a los turistas y la verdadera realidad del país, menos luminosa.
Madagascar, Carnet de voyage, de Bastien Dubois
Se trata de un cuaderno tanto de rodaje como de viaje, un auténtico compendio de encuentros, dibujos y relatos diarios de este joven dibujante que vino a Madagascar para rodar su primera película de animación. Diez meses de rodaje, entrecortados con trabajos en un orfanato de Tana. Durante este periodo, nuestro dibujante afanado en tareas de bricolaje se esfuerza en recoger imágenes sobre la práctica malgache conocida como el retorno de los muertos: ritual de los segundos enterramientos que practican varias etnias. Bastien Dubois mezcla las técnicas gráficas toda vez que se resiste a los mordiscos de las pulgas, las cuales no le dejan un momento de respiro.
Las etapas de la elaboración de la película se describen de manera intimista, pintadas con acuarelas, borradores de gouache y anotaciones, tanto personales como técnicas. Esta es la génesis de un cortometraje que ilumina al lector. Esta road-movie malgache de diez minutos ha sabido aprovechar su éxito y su director ha obtenido premios en muchos festivales internacionales, hasta el punto de ser nominado para los Óscars.
